En una declaración pública realizada desde Downing Street, Blair se negó a tolerar la presión de los camioneros, ganaderos y taxistas que han bloqueado las refinerías para protestar por los impuestos a los carburantes, que son los más altos de Europa.
Blair aseguró que no piensa utilizar el Ejército para restablecer la situación, pese a que la reina Isabel II de Inglaterra le ha otorgado plenos poderes para declarar el estado de emergencia, y señaló que la policía hará «todo lo que sea necesario para proteger contra cualquier intimidación» que los piquetes puedan ejercer contra los camiones cisterna.
La crisis de los carburantes empeoró muy rápido debido a que los consumidores, en pleno ataque de pánico, formaron largas colas en las estaciones de servicio para llenar sus vehículos de gasolina en previsión de lo que pudiera pasar, incluso algunos llagaron a irse hasta Calais (Francia). Lo mismo ha ocurrido en buena parte de los supermercados del país, que han sufrido la «fiebre» del abastecimiento por si se agravara la situación.
Según datos de la propia industria petrolera británica, el Reino Unido se quedará sin gasolina hoy debido a la protesta contra la subida de los impuestos a los carburantes. Anoche, el 90% de las 12.500 estaciones de servicio británicas habrán agotado sus reservas de gasolina sin plomo y de diesel. Esta información fue facilitada por los portavoces de «Shell», «Texaco», TotalFinaElf», «Esso» y «BP Amoco», las empresas petroleras más grandes del país.
La falta de combustible ha llegado a todos y cada uno de los rincones de Inglaterra, de Escocia, de Gales y, en menor medida, ha afectado también a Irlanda del Norte. Las colas en las gasolineras, que han llegado a ser de cuatro kilómetros, han ocasionado atascos y graves problemas de tráfico. La crisis ha empezado a afectar a los hospitales, los colegios y el transporte público, según informan los representantes y portavoces de empresas e instituciones públicas o privadas del país.