El euro subió ayer en Fráncfort, impulsado por la publicación de las cifras de empleo en EE UU. El Banco Central Europeo (BCE) fijó el cambio oficial del euro en los 0'8902 dólares. Los datos norteamericanos sobre un menor crecimiento del empleo, que denotan una ralentización de esa economía, ayudaron a la moneda única a salir del pozo en el que cayó ayer al alcanzar un nuevo mínimo histórico de 0'8840 dólares.
Sin embargo, los analistas no confían en que esta tendencia continúe durante la semana próxima, sobre todo el lunes, que es festivo en EE UU. Los agentes de divisas situaron la banda de oscilación de la euromoneda entre los 0'8970 y los 0'9020 dólares, cifras modestas habida cuenta de que el BCE decidió ayer subir los tipos de interés en la eurozona en un cuarto de punto.
Para algunos economistas, este incremento ha sido demasiado tímido y ha incitado a los mercados a provocar una nueva cota del euro a la baja. Pese a que el euro descendió por debajo de la mínima de los 0'8845 dólares alcanzada en mayo, fuentes financieras consideran que el asalto del jueves por los agentes de divisas fracasó y que la moneda europea sufre más bien una falta de confianza por parte de los inversores.
La impresión general es que mientras Estados Unidos siga teniendo un crecimiento económico superior al de los once países de la Unión Monetaria, el euro no se librará de su endémica debilidad. La ralentización de la economía norteamericana podría apoyar al euro al recortarse el diferencial de crecimiento económico. Sin embargo, la inestabilidad ayer en Fráncfort no hace prevé cambios significativos en los próximos días.