La Marina rusa aceptó ayer la ayuda ofrecida por Reino Unido para el rescate del submarino nuclear ruso «Kursk», poco después de que el presidente Vladímir Putin asegurase que su país no necesitaba ayuda extranjera para proceder a estas tareas de socorro. El comandante en jefe de la Marina, el almirante Vladímir Kuroyédov, anunció que ya ha aceptado esta ayuda, integrada por un «mini-submarino» y por un equipo de especialistas que ya están preparados en Escocia para salir hacia el mar de Barents.
Antes, Putin había señalado que Rusia «dispone de todo lo necesario» para rescatar a la tripulación del «Kursk». «Nuestros socios en países extranjeros proponen a Rusia ayuda y asesoramiento para salvar a la tripulación del «Kursk», pero nuestros especialistas dicen que disponemos de todo lo necesario», subrayó el presidente. Por su parte, el viceprimer ministro Iliá Klebánov, que se encarga de la gestión del accidente, apuntó que Moscú no rechaza la ayuda de la OTAN, pero que los occidentales «no disponen de mejores medios técnicos de los que dispone Rusia».
Klebanov indicó también que los barcos enviados hasta ahora no han logrado captar desde ayer por la mañana ninguna señal acústica procedente del submarino, aunque estimó que «por el momento no hay que llegar a la conclusión de que ya ha sucedido lo peor». Un portavoz del Ministerio de Defensa británico confirmó ayer en Londres que ha recibido la solicitud formal de ayuda del Estado Mayor ruso para colaborar en el rescate del submarino, que se hundió el pasado sábado con 118 tripulantes, según la última cifra oficial facilitada.
Pero el portavoz matizó que el equipo británico no podrá llegar hasta el submarino hundido antes del sábado próximo. Para entonces puede ser demasiado tarde, ya que los altos mandos de las Fuerzas Armadas rusas indicaron que no se detectan señales de vida en el interior del sumergible. «Los rusos saben qué es lo que tenemos, dónde está y cuándo podemos tenerlo en el lugar del accidente», dijo el portavoz.