Bill Clinton, mantiene inalterable su agenda y partirá a las 8.40 horas de mañana (14'40 hora española), mientras la secretaria de Estado, Madeleine Albright, ha cancelado el viaje que iba a comenzar ayer noche a Londres. La Casa Blanca ha retrasado, a su vez, a hoy miércoles la partida de los periodistas que acompañarán a Clinton a Japón.
La Casa Blanca espera poder realizar algún anuncio sobre el proceso de paz en Oriente Medio a primera hora de la mañana, de hoy miércoles, poco antes de que Clinton viaje a Japón para asistir a una reunión del G-8, y es posible que las negociaciones se prolonguen hasta ese momento. Los últimos tres días han sido de tensas y prolongadas discusiones, al parecer centradas en el futuro de Jerusalén, declarada indivisible por Israel y en cuya parte oriental quiere el líder palestino, Yaser Arafat, colocar la capital del futuro estado. Clinton tuvo reuniones que se prolongaron hasta las cinco de la madrugada de ayer, martes, entre ellas dos bilaterales con el primer ministro israelí, Ehud Barak, mientras Albright se reunía con el dirigente palestino. Apenas cinco horas después, el presidente estadounidense se reunió ayer por la mañana con su equipo negociador y posteriormente tuvo otra entrevista con Yaser Arafat.
Barak y Arafat deben hacer concesiones muy dolorosas si quieren cumplir el plazo que ambos se impusieron para llegar a un estatuto permanente de paz, el 13 de septiembre. Desde que comenzó la cumbre de Camp David, el pasado día 11, el escollo principal es la ciudad de Jerusalén, cuyo futuro parece haber centrado las últimas horas de negociaciones. Barak habría ofrecido el 95 por ciento de Cisjordania a Arafat si renuncia a Jerusalén oriental, pero el líder palestino parece mantenerse firme en sus exigencias, según se ha divulgado en Jerusalén. Arafat insiste en mantener el control sobre los barrios árabes y en poner la capital del futuro estado palestino en Jerusalén oriental, conquistado por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967. El eventual acuerdo sobre Jerusalén consistiría en que Israel anexione a esta ciudad los asentamientos judíos de Maalé Edomim, Guivat Zeev, Efrat y Gush Etzion, situados en Cisjordania y que quedarían bajo soberanía israelí.