El mundo de los negocios ruso tembló ayer con un alud de registros policiales en grandes compañías que sacudió la Bolsa, desató pronósticos de fuga de capitales extranjeros y alzó voces en el Parlamento contra el Kremlin.
Registros, incautaciones y otros actos policiales y judiciales en Moscú paralizaron las sedes de empresas insignia, como el grupo Media-Most, el gigante de gas Gazprom, la petrolera Lukoil, la empresa líder mundial Norilsk Niquel y el banco Avtobank.
Fue la mayor ofensiva masiva y contundente desde que el pasado 11 de mayo comenzó una serie de acciones policiales y judiciales contra los llamados «oligarcas» atribuidas al nuevo presidente ruso, Vladímir Putin, cuatro días después de que jurara el cargo.