El primer ministro israelí, Ehud Barak, evitó el derrumbe de su Gobierno de coalición tras llegar a un acuerdo con el Shas, pero para ello ha tenido que sacrificar a los pacifistas de Meretz. Barak accedió a varias de las exigencias del Shas, que con 17 diputados es la tercera fuerza parlamentaria, con el objetivo declarado de poder impulsar el proceso de paz con los palestinos y con Siria, que se vería amenazado en caso de una crisis de Gobierno y la convocatoria de elecciones anticipadas.
Los cuatro ministros de Shas (Trabajo, Sanidad, Asuntos Religiosos e Infraestructura) que habían presentado el pasado martes su dimisión, retiraron ayer sus cartas de renuncia poco antes de que se cumpliera el plazo de 48 horas para que ésta entrase en vigor. Pero aunque con el Shas Barak contará con mayoría parlamentaria, sus dirigentes no se han querido comprometer de antemano a apoyar un eventual acuerdo con los palestinos este año, y en el bloque de Barak, Un Israel, no se descarta totalmente «una puñalada por la espalda» en el momento crucial.
Según se ha informado, las direcciones de Shas y del bloque parlamentario Un Israel (encabezado por el Partido Laborista de Barak) llegaron a un acuerdo sobre la concesión de fondos adicionales para la red educativa religiosa del partido ultraortodoxo. También se habría acordado que si el dimitido titular de Educación y líder del Meretz, Yosi Sarid, decidiera dar marcha atrás y volver al Gobierno, no podría supervisar la red de escuelas religiosas de Shas, lo que supone una gran victoria para su líder, Eli Yishai. Barak reiteró que Meretz «sigue en la coalición», en referencia a que este partido se ha comprometido a votar con el Gobierno en el Parlamento a favor del proceso de paz.