La cuestión fiscal se convirtió en el gran escollo del Consejo Europeo de Feira, algo que ya se preveía con anterioridad. El acuerdo logrado ayer, y que supondrá limitar el secreto bancario, consiste en aplazar la decisión dos años, durante los cuales se intentará que países terceros, dependientes y asociados asuman estar integrados en un sistema global de intercambio de información bancaria o que realicen una retención del ahorro a los extranjeros, que podría estar en el entorno del 20 por ciento.
Tras este plazo, los Estados miembros tendrán que volver a abordar de nuevo la cuestión para tratar de aprobarlo por unanimidad y darse un plazo de otros siete años para poner en marcha estos acuerdos. Esto se traduce en que hasta, al menos nueve años, no habrá un sistema integrado de intercambio de información bancaria. La negativa austriaca a suscribir el acuerdo, alegando que su Constitución no permite levantar el secreto bancario, fue la que encalló la posibilidad de alcanzar un consenso para desbloquear el paquete fiscal hasta última hora. Sin embargo, algunos asistentes recibían el argumento con cierta incredulidad y lo que pesaba en el ambiente era, realmente, el malestar que el canciller austriaco, Wolfgang Schuessel, hizo patente durante el almuerzo de la primera jornada de trabajo por el mantenimiento de las sanciones a su país impuestas por el resto de los miembros de la UE aunque acordadas de forma bilateral.
Esta cuestión no estaba en el orden del día de la cumbre de Feira, pero eso no impidió que el canciller Schuessel tomara la palabra en la comida de jefes de Estado y de Gobierno. Sin embargo, los catorce países «sancionadores» ya habían previsto esta posibilidad y, previo acuerdo con el presidente de turno de la UE, el portugués Antonio Guterres, se encargó de responder a las demandas del austríaco antes del 1 de julio. Más de un comentarista vinculó la cesión de Austria en el tema de la fiscalidad a la aceptación por parte de los Catorce de iniciar el proceso para levantar las sanciones al Gobierno de Viena.