Los cuatro ministros del Shas, el partido de los ortodoxos sefardíes y principal socio de la coalición de Gobierno israelí, presentaron ayer su dimisión. Sin embargo, ésta no será efectiva hasta mañana, lo que deja al primer ministro de Israel, el laborista Ehud Barak, un margen de negociación para evitar la crisis de Gobierno. De confirmarse el jueves la dimisión, la ruptura de la coalición de Gobierno complicaría la toma de las decisiones pendientes en el proceso de paz con los palestinos.
La presentación de la carta de dimisión por parte de los ministros del Shas se produce a pesar de que en las últimas horas todas las fuentes hablaban de importantes avances en las maratonianas conversaciones mantenidas entre los líderes del partido ortodoxo y el entorno de Ehud Barak en busca de una solución a la ruptura del Ejecutivo. El quiebro en la siempre frágil coalición que mantiene en el poder a Ehud Barak se producía hace dos semanas, cuando los ministros y diputados del Shas votaban a favor de una propuesta de ley para la disolución del Parlamento y la celebración de elecciones anticipadas. Se trataba sólo de una votación preliminar sin efectos prácticos, pero servía para poner claramente sobre la mesa la profundidad de la crisis abierta en el seno del gobierno.
Después, fue el propio Ehud Barak el que advirtió que los ministros que habían votado en contra del Gobierno «se habían despedido a sí mismos». Pero la amenaza del primer ministro no se cumplió y fue entonces el Consejo de Rabinos que gobierna de hecho el Shas el que ordenó a sus ministros la presentación de su dimisión. A partir de ahí, se han sucedido las negociaciones. El Shas tiene diecisiete diputados entre los ciento veinte escaños con que cuenta el Parlamento israelí. Es la tercera fuerza política del país y ha sido la llave para la permanencia de todos los gobiernos, ya fueran laboristas o del Likud, que se han sucedido en los últimos años ya que dan la mayoría parlamentaria.