El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, declaró ayer que está «muy decepcionado» por el rechazo de los países occidentales a enviar una fuerza de reacción rápida a Sierra Leona aunque reconoció la «extrema utilidad» del despliegue de tropas británicas en el aeropuerto de Freetown. Muchos de los desplazados por el conflicto proceden de Waterloo (a 25 kilómetros al sur de la capital) y de los pueblos situados a lo largo de la ruta de Songio-Masiaka (65 kilómetros al este de Freetown), que huyeron de los combates que allí se libran.
Los desplazados fueron instalados en los campamentos que ya existían en Freetown y que albergan a las 67.000 personas que escaparon tras la ofensiva perpetrada por los rebeldes del Frente Revolucionario Unido (RUF) en enero de 1999. Sin embargo, desde ayer algunos de los desplazados decidieron abandonar la capital y volver a sus pueblos, confiados en la presencia de soldados británicos, informaron portavoces de la ONU.
Precisamente, la presencia británica es una de las pocas ayudas efectivas aportadas por la comunidad internacional para frenar el conflicto. «Estoy decepcionado, incluso muy decepcionado, y no soy el único», dijo el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, en una entrevista publicada ayer por el rotativo parisino 'Le Monde'. Sin embargo, Annan destacó la «extrema utilidad» del despliegue de tropas británicas en el aeropuerto de Freetown, ya que éstas «permitirán a los soldados de la MINUSIL (Misión de las Naciones Unidas en Sierra Leona), hasta ahora encargados de la protección de ese aeropuerto, hacer otras cosas».
Actualmente la MINUSIL cuenta con 8.700 efectivos, que pasarán a 11.100 gracias a una autorización de la ONU. En octubre de 1999, la MINUSIL inició su despliegue para garantizar los acuerdos de paz firmados en julio pasado en Lomé y que pusieron fin a nueve años de una de las guerras civiles más brutales del continente africano.