El Banco Central Europeo (BCE) fijaba ayer el valor del euro en 0'9302 dólares, lo que supone también el cambio oficial más bajo en la historia de la moneda única. Desde su introducción en enero de 1999, el euro ha perdido ya un 20 por ciento de su valor, mientras que el dólar vuelve a ser tan caro como en 1986. Un dólar vale hoy más de 180 pesetas, es decir, catorce pesetas más que a principios de año.
Los analistas consideran que el BCE debería subir las tasas mañana al menos en un cuarto de punto, hasta el 3'75%, o el euro seguirá perdiendo valor respecto a la moneda estadounidense. El propio banco emisor europeo manifestó en su boletín de abril su preocupación por la repercusión sobre los precios de la debilidad de la moneda única, que debería ser «vigilada atentamente».
El BCE señalaba que «es probable» que el impacto de la subida de los precios del petróleo y de la debilidad de euro todavía «no se haya reflejado completamente» en los precios al consumo. La mayoría de los expertos estiman como bastante probable que la BCE se decante el jueves por elevar las tasas debido, principalmente, al aumento en marzo de la inflación en la zona euro, que se situó en el 2'1%, por encima del tope del 2% establecido por la entidad europea.
La principal causa de la debilidad del euro frente al dólar sigue estando, según todas las fuentes consultadas, en la fortaleza de la economía estadounidense, con la que la coyuntura europea no puede competir pese a que la expansión económica en la Unión Monetaria Europea continúa a buen ritmo. La brecha podría ampliarse a partir del jueves cuando se publiquen los datos de crecimiento de la economía estadounidense en el primer trimestre de 2000, con un aumento previsto del PIB del 6%, el doble de las estimaciones para la zona euro.
Algunos analistas creen que estos datos podrían empujar a la moneda única hasta los 90 centavos de dólar. Sin embargo, otros se muestran convencidos de una próxima ralentización del crecimiento estadounidense, lo que beneficiará a la moneda única.