En sólo una hora, Rusia aprobó una nueva doctrina militar -que prevé el uso preventivo de armas atómicas- y el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares. Tras aprobar el Consejo de Seguridad del Kremlin la nueva doctrina militar, el presidente, Vladímir Putin, anunció que ayer mismo la firmaría.
Las líneas generales del llamado «nuevo concepto de defensa» de la Rusia postsoviética las definió Putin así cuando se examinó el borrador hace dos meses: «disuasión estratégica» y «prevención de una agresión contra el país y sus aliados». Rusia se reserva el derecho a usar armas atómicas en primer lugar incluso en caso de un ataque masivo con armas convencionales, lo que su Ministerio de Defensa consideró una «respuesta a los intentos de EEUU y la OTAN de actuar desde posiciones de fuerza» en política mundial.
Casi simultáneamente, La Duma o Cámara de Diputados ratificó el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares, firmado por las cinco grandes potencias atómicas en septiembre de 1996 y suscrito hasta ahora por 155 países, aunque sólo lo han ratificado 53. Pero Moscú subrayó que este tratado no entrará en vigor hasta que no lo hayan ratificado 44 países específicos con capacidad nuclear, de los cuales sólo 27 lo han hecho hasta el momento.
Del llamado «club nuclear» han ratificado el tratado el Reino Unido, Francia y Rusia, pero faltan EE UU, China o Israel, mientras India, Pakistán y Corea del Norte ni siquiera lo han firmado. Hace unos días, el Parlamento ruso ratificó el tratado Start II de reducción de armas nucleares estratégicas.
Ayer, Rusia anunció su disposición de negociar «oficialmente» el Start III, pero volvió a rechazar planes de EE UU de alterar el actual equilibrio nuclear. Al aprobar el Start II, el Parlamento ruso recuperó un retraso de siete años desde la firma en enero de 1993 de este tratado Rusia-EE UU, para cuya entrada en vigor sólo falta ahora la ratificación de dos protocolos adicionales por parte del Senado norteamericano. Ambos protocolos, firmados en septiembre de 1997, modificaron dos cruciales aspectos del tratado de desarme: uno de ellos amplió del 2004 al 31 de diciembre del 2007 la fecha tope para reducir las armas nucleares. El segundo autorizó a ambos países a ensayar y desplegar sistemas defensivos antibalísticos frente a un ataque, siempre que los misiles interceptores no alcancen más de 3.500 kilómetros a una velocidad máxima de 3.000 metros por segundo.
El Start II limita los arsenales nucleares a 3.000-3.500 cabezas como máximo por cada país. Su ratificación en Rusia se produjo paralelamente a una ronda de conversaciones en Ginebra entre Moscú y Washington sobre el futuro Start III, que Putin espera negociar con su colega de EE UU, Bill Clinton, en una cumbre en Moscú en junio próximo.