El asesinato de un granjero blanco con doble nacionalidad, británica y zimabua, provocó ayer una grave crisis entre Zimbabue y Gran Bretaña, cuyo gobierno acusa al de su antigua colonia de incitar indirectamente al crimen. El ejecutivo británico convocó al embajador zimabuo en Londres, Simbarashe Mumbengegwi, a quien exigió que el gobierno de Harare detenga de inmediato la espiral de violencia que sufren los ex colonos en Zimbabue, que ha sumido a este país en el caos.
Según dijeron fuentes diplomáticas británicas, «el asesinato del granjero David Stevens es el tipo de violencia que nos temíamos y el resultado de la falta de orden y ley en Zimbabue», de la que responsabilizaron al Gobierno de Harare. Stevens fue asesinado el sábado por partidarios de la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabue (ZANU), en un incidente que se enmarca en la ocupación de fincas de zimabuos de raza blanca por veteranos de la guerra de la independencia de este país.
Dos vecinos del granjero blanco asesinado y que también habían sido secuestrados por simpatizantes del presidente zimabuo, Robert Mugabe, fueron encontrados en mal estado pero con vida por la policía zimabua, mientras que otros dos permanecen hospitalizados tras recibir palizas por parte de militantes de la ZANU. Pese al tono de la advertencia de la antigua metrópoli, Mugabe se mostró ayer desafiante al regresar a su país de un viaje a La Habana, donde participó en una cumbre del G-77.