Con pocas diferencias, todas los sondeos coinciden en darle la victoria a Toledo sobre el presidente peruano, Alberto Fujimori, aunque los emplazan a una segunda vuelta, ya que ninguno de los dos obtuvo la mitad más uno de los votos. La encuestadora Datum otorgó la mayor ventaja para Toledo al señalar que recibió el 48'5 por ciento sobre el 42'7 por ciento de Fujimori, mientras que Apoyo S.A. dio a Toledo un 45'2 por ciento de la votación sobre los 43'6 obtenidos por Fujimori.
Otra encuestadora, la Compañía Peruana de Investigación de Mercados (CPI), le otorgó a Toledo el 46'2 por ciento contra el 44'6 para Fujimori. Los sondeos, según señalaron las encuestadoras, indicaron también que ninguno de los partidos políticos ha logrado una mayoría parlamentaria, votación que se celebró hoy junto con la presidencial.
Según las cifras de Datum el partido de Fujimori, «Perú 2000», obtuvo el 33'4 por ciento de la votación; «Perú Posible», de Toledo, el 24'1; el Frente Independiente Moralizador, que no presentó candidato presidencial, el 11'1 por ciento; «Somos Perú», del alcalde de Lima, Alberto Andrade, el 9'3 por ciento; Acción Popular el 3'5, Avancemos 3'0; y la Unión Por el Perú, 2'7 por ciento. En las elecciones generales celebradas ayer en Perú participaron unos 14'5 millones de peruanos.
Una denuncia del candidato presidencial Alejandro Toledo, sobre la existencia de cédulas de votación en las que está cortada la parte en que figura el símbolo de su partido así como su rostro, rompió la tranquilidad de las elecciones peruanas. La denuncia del principal rival de la candidatura a la reelección del presidente de Perú fue hecha ante la prensa después de que Toledo depositara su voto en un colegio del distrito de Surco, en el sector suroeste de Lima. El economista de 54 años instó a que «no ensucien más este proceso electoral» y subrayó que él desea «competir sanamente pero ésto es un fraude burdo además de todo lo demás», ésto en alusión a las irregularidades que se detectaron durante el desarrollo del proceso electoral.
Dichas irregularidades llevaron a los organismos internacionales de observación electoral a afirmar que el proceso no cumplía con los requisitos mínimos para ser considerados democráticos, limpios y justos.