El presidente interino y favorito en las elecciones de mañana al Kremlin, Vladímir Putin, afrontó ayer el último día de campaña bajo el peso de acusaciones de corrupción por desvío de hasta 820 millones de dólares (unos 47.000 millones de pesetas). Pero impávido ante las versiones de sus supuestas actividades irregulares hace años en San Petersburgo, Putin prometió que si gana se rodeará de antiguos colegas suyos del KGB para luchar contra la endémica corrupción en el país.
El cuartel general de Yuri Skurátov, fiscal general suspendido en sus funciones y uno de sus diez rivales en las urnas, informó de que Vladímir Putin está incluido en una «lista de corruptos» que se está preparando desde hace algún tiempo.
Leonid Belaga, portavoz de Skurátov, dijo que el fiscal «está trabajando con los expedientes». Skurátov, oficialmente suspendido de su cargo bajo acusación a su vez de corrupción en un caso sexual, reveló el jueves que el expediente de Putin podría llevar a la destitución del presidente en funciones.
El fiscal vaticinó que «Putin no podrá evitar» la acusación formal en el Parlamento cuando haya ganado, como predicen todas las encuestas, las elecciones de mañana. El periódico «Nóvaya Gazeta» afirmó el jueves que cuando era alto cargo municipal en San Petersburgo, Putin gestionó créditos a bajo interés y subvenciones a la corporación Trust-20.