La incertidumbre sobre los comicios de hoy la despejará el 25 por ciento de indecisos que reflejaban los sondeos, mientras lo único claro hasta ahora es que los taiwaneses no quieren ni reunificación ni guerra. Los festivos desfiles electorales se sucedieron durante todo el día de ayer (no hay jornada de reflexión) por las calles de Taipei y, a juzgar por el número de participantes el empate se mantiene entre los tres principales candidatos. Las crecientes amenazas de Pekín no parecen haber hecho mella en la isla, donde el Ejército decretó ayer, como sucede en cada consulta electoral, la «alerta especial» durante 39 horas, en tanto que la Bolsa cerraba con una subida de casi el uno por ciento. Las advertencias de China han ido aumentando de tono en los últimos días hasta el tajante «independentismo significa guerra» lanzado ayer mismo por el Partido Comunista de ese país.
Taiwán ha contestado con otra advertencia: Sus 15'5 millones de electores ejercerán hoy sus derechos democráticos sin presiones ni injerencias. Los taiwaneses de más edad, los que recuerdan aún las privaciones de los años siguientes al fin del mandato de Pekín sobre la isla en 1949, parecen prestar más oídos a las palabras que llegan desde China.
Pero los jóvenes contestan con un «son las mismas amenazas de siempre», cuando se les pregunta sobre la posibilidad de una invasión militar. En la arena quedan tres candidatos que se repartían casi al 25 por ciento el favor de los votantes en las últimas encuestas, suspendidas hace diez días según las normas electorales.
El independentista Chen Shui-bian, del Partido Demócrata Progresista (PDP), es la «bestia negra» de Pekín, que afirma que su elección llevaría a una inmediata invasión de la isla. Chen ha moderado últimamente sus proclamas independentistas y mantiene que no cambiará el estatus de la isla sin consultar previamente a los taiwaneses. En tanto, acusa al Kuomintang, sin nombrarlo, de connivencia con el Partido Comunista Chino para jugar «la carta del terror» y robarle votos. El candidato del PDP es el que ha reaccionado con mayor virulencia a las amenazas de Pekín y ha contestado diciendo que la actitud china es un obstáculo para un acercamiento pacífico entre las dos orillas del estrecho de Taiwán.
El Kuomintang ha dirigido los destinos de Taiwán en el último medio siglo y su candidato, el vicepresidente Lien Chan, se presenta como la opción de la renovación dentro de la continuidad. Lien, quien también ha denunciado los intentos chinos de intimidación, defiende un nuevo enfoque en las relaciones Taipei-Pekín, en el que se olviden pasados errores y se contemple la posibilidad de reunificación cuando las condiciones políticas en China sean las apropiadas.
Taiwán y China forman un sistema, pero no un Estado, y las relaciones sólo son posibles si están basadas en un plano de igualdad, sostiene Lien El vicepresidente taiwanés afirma que la reunificación con China no puede estar sometida a una agenda, al contrario que el independiente James Soong, que adelanta plazos muy precisos en el camino hacia la reunificación.