El nuevo Gobierno austríaco experimentó ayer por primera vez un boicot durante una reunión internacional cuando Bélgica y Francia, miembros de la Unión Europea, y Andorra, manifestaron su rechazo a la extrema derecha de Joerg Haider durante un encuentro de la OSCE.
El Ejecutivo formado el viernes por la coalición de populares y extrema derecha se enfrentó al boicot de las delegaciones de Francia y Bélgica al discurso de la nueva presidenta en ejercicio de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), la austríaca Benita Ferrero-Waldner, ante el consejo permanente de esta organización en Viena.
Bélgica, Francia y Andorra no asistieron a este discurso. Las sillas reservadas a los tres embajadores en el salón donde tuvo lugar la conferencia de esta organización, integrada por 54 miembros, quedaron simbólicamente vacías mientras Ferrero-Waldner pronunciaba su discurso.
«Francia decidió no asistir durante la alocución de la nueva presidenta en ejercicio, en coherencia con lo que declararon las autoridades francesas al más alto nivel», indicó un diplomático francés que solicitó el anonimato.
«Es una forma de expresar nuestra reprobación y nuestra distancia» respecto al Gobierno de coalición austríaco, integrado por la derecha y la extrema derecha, agregó. Este diplomático precisó que la actitud francesa queda resumida en dos palabras: «reprobación y distancia».