El general Anatoli Kornukov, jefe de las Fuerzas Aéreas rusas, preocupado por la lenta progresión de las tropas federales, amenazó ayer con utilizar «medios de destrucción más eficaces que los utilizados hasta ahora» para eliminar a los rebeldes que se refugian en las montañas del sur de la república independentista.
Fallin también admitió estar preocupado por la suerte de los civiles de Grozni. El mando militar ruso, por su parte, advirtió ayer de que los separatistas chechenes pueden aprovechar las fiestas de fin de año para lanzar una contraofensiva, mientras las tropas federales continuaron castigando las posiciones de los rebeldes.
El comandante en jefe de la Agrupación Militar Unificada que actúa en Chechenia, general Víctor Kazántsev, afirmó ayer que el Ejército dispone de información de que los separatistas planean atacar Argún y Gudermés, ciudades controladas por los federales. Según Kazántsev, no se puede descartar, además, que los secesionistas intenten cometer acciones de sabotaje y atentados terroristas en el territorio chechén en poder ruso.
Todo indica que, ante la encarnizada resistencia ofrecida por los separatistas, el mando ruso ha renunciado a su objetivo de capturar Grozni antes de fin de año. En seis días de combates en Grozni, las tropas federales, muy superiores en número y apoyadas por la aviación y la artillería, sólo han podido hacerse fuertes en algunos de los suburbios de la ciudad, pero no han logrado acercarse al centro.
El presidente chechén, Aslán Masjádov, afirmó rotundo en una entrevista con la agencia Interfax que el Ejército «no podrá tomar Grozni para fin de año», quinto aniversario de una humillante derrota rusa en la capital rebelde durante la guerra de 1994-96. Los militares rusos habían declarado reiteradamente que no pensaban lanzarse al asalto de Grozni, pero también vincularon la toma de la ciudad con un desquite del desastre del 31 de diciembre de 1994, cuando una poderosa columna blindada fue aniquilada.