Aun con la cifra menor de víctimas, la batalla de Grozni es el peor revés sufrido por el Ejército en esta contienda y un flaco favor de los generales al Kremlin ante las elecciones legislativas rusas del domingo. Altos jefes militares salieron en tromba a desmentir hasta seis veces en una hora las informaciones sobre la muerte en la noche del miércoles de un centenar de soldados en una fallida incursión en la capital chechena, que el Ejercito había prometido no asaltar frontalmente.
Pero «fuentes del Estado Mayor» de las Tropas Unificadas en Chechenia confirmaron «la muerte de medio centenar de soldados y la pérdida de siete carros de combate», según Yuri Gladkevich, portavoz militar. No menos de 1.500 guerrilleros rodearon y repelieron una columna de carros de combate que entró en la capital chechena para «tantear las defensas rebeldes», dijo a la emisora «Eco de Moscú».
Testigos presenciales dijeron que unos 30 carros blindados penetraron el miércoles en Grozni y fueron repelidos por los chechenos que defienden la ciudad. El Comité de Defensa checheno asegura que entre 300 y 500 soldados rusos murieron en los combates del miércoles. La batalla se produjo en la céntrica plaza Minutka de Grozni y «sólo unos cuantos carros de combate pudieron escaparse por las callejas», afirmó por teléfono una residente de la capital chechena, cercada desde hace semanas por las tropas federales.
Entre los desmentidos, el ministro de Defensa, mariscal Igor Serguéyev, manifestó que se trata de «una provocación informativa» y aseguró que «no hay ni habrá asalto de Grozni». Otros testimonios en Grozni elevaron la cifra a más de 110 muertos y hasta quince carros de combate y blindados abatidos y quemados cerca de la plaza Minutka.