El ministro israelí de Asuntos Exteriores, David Levy, calificó ayer como «muy grave» el comunicado del Vaticano en el que denuncia la autorización concedida para la construcción de una mezquita cerca de la Basílica de la Anunciación en Nazaret.
«Se trata de un comunicado muy grave que rechazamos, ya que en este asunto, Israel sólo ha intentado solucionar un conflicto y disminuir la tensión» entre musulmanes y cristianos, afirmó Levy, en declaraciones a la radio pública.
El Vaticano acusó al Gobierno israelí de fomentar la discordia entre cristianos y musulmanes autorizando la construcción de una mezquita junto a la Basílica de la Anunciación, en Nazaret, en el norte de Israel, donde, según la tradición cristiana, el arcangel Gabriel anunció a Maria que sería la madre del niño Jesús.
Este tipo de acusación nunca había sido lanzada, hasta el momento, por la Santa Sede. «Si la construcción de esta mezquita ha sido objeto de un acuerdo alcanzado por el ministro de Seguridad Interior, Shlomo Ben Ami, las acusaciones el Vaticano no tiene fundamento», añadió Levy.
Por otra parte el «número dos» de la jerarquía política china, Li Peng, comenzará hoy una visita oficial a Israel, en medio de la polémica y protestas de su país porque ha estado precedida por otra del Dalai Lama, el líder tibetano exiliado.