El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, llegó ayer a Atenas con el mensaje conciliador que había expresado antes de iniciar el viaje, a pesar de ser recibido con una violenta manifestación ante la Embajada estadounidense. «He venido como un amigo de Grecia. Espero con impaciencia disfrutar de la hospitalidad griega», afirmó el presidente en una breve declaración que leyó en el aeropuerto.
Prácticamente a la misma hora en que aterrizó el avión presidencial, unos 5.000 manifestantes se concentraron en el centro de la capital griega e intentaron romper el cerco policial para protestar frente a la legación diplomática estadounidense, lo que originó la intervención de la Policía.
Los agentes usaron abundante material antidisturbios, sobre todo gases lacrimógenos y mangueras de agua contra los manifestantes, que lanzaron «cócteles molotov», rompieron los escaparates de unas 50 tiendas y destrozaron algunas oficinas bancarias.