Los Reyes de España realizaron ayer un paseo a pie por las calles de La Habana Vieja acompañados por el presidente del Gobierno, su esposa, y los cubanos que lograron superar los rígidos controles policiales para acceder al centro. Habitualmente llenas de música y de voces, de niños y mayores, de turistas y de cubanos necesitados que para no pedir ofrecen pequeños servicios, las calles de La Habana Vieja estaban ayer más calladas que de costumbre.
En esta visita al centro histórico se esperaba, aunque no estaba prevista en el programa oficial, la presencia del presidente cubano, Fidel Castro, que finalmente optó por no acompañar al Rey en este su primer recorrido por La Habana. A pesar de la ausencia de Castro, el Rey tomó sus propias decisiones y conoció el famoso «Trono intocado de La Habana» en el Palacio de los Capitanes Generales, pero, haciendo un quiebro de significado político, optó por no sentarse en él.
«No hubiera cabido. Me hubiera tenido que sentar en él con todos los españoles», dijo a la prensa el Rey refiriéndose al Sillón Real situado en este palacio desde 1791, ante el que posó para las cámaras acompañado por la Reina. Don Juan Carlos, Doña Sofía, el presidente José María Aznar y su esposa, Ana Botella, realizaron su recorrido por este barrio, declarado Patrimonio de la Humanidad, respondiendo a las muestras de afecto que les ofrecían desde portales y balcones los vecinos.