En una reunión especial a puertas abiertas, los miembros del Consejo de Seguridad, los embajadores de varios países y el secretario general de la ONU, Kofi Annan, señalaron que la actual situación de violencia en Timor Oriental debe finalizar. Sin embargo, es poco probable que el Consejo apruebe ninguna medida concreta, y menos aún una fuerza internacional, ya que hay el acuerdo de que es necesario esperar al regreso de la comisión especial enviada a Yakarta, lo cual no se espera hasta mañana o pasado.
«Ha llegado el momento de que Indonesia busque la ayuda de la comunidad internacional para que cumpla su responsabilidad de mantener el orden y la seguridad en Timor Oriental e inicie la transición hacia su independencia», afirmó Annan. El secretario general de la ONU, como reiteraron luego todos los embajadores que tomaron la palabra, recalcó que, de no aceptar ahora esa fuerza internacional, Indonesia se enfrenta al aislamiento internacional y a que sus líderes sean considerados responsables de crímenes contra la Humanidad.
El embajador de EE UU, Richard Holbrooke, en su primera intervención pública en el Consejo, subrayó que Indonesia se aproximará a «un punto sin retorno en sus relaciones internacionales», si no cambia radicalmente de actitud. Antes que Holbrooke habían tomado la palabra los representantes de Portugal, Antonio Monteiro, y Brasil, Gelson Fonseca, quienes consideraron como único responsable de lo que ocurre a Yakarta.
El jefe de las Fuerzas Armadas y ministro de Defensa de Indonesia, el general Wiranto, afirmó ayer en Dili que recomendará al presidente Habibie que acepte el despliegue de «cascos azules». «La oferta para acelerar el despliegue de una fuerza internacional de pacificación debe ser estudiada por el Gobierno de Indonesia y esto reflejaré en mi informe al presidente», dijo Wiranto en Dili durante la breve visita realizada por la comisión especial del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.