Timor Oriental, la ex colonia portuguesa que decidió en referéndum independizarse de Indonesia, se vio ayer sumida en el caos por las milicias pro-indonesias, que han forzado la huida de funcionarios de Naciones Unidas y de la prensa internacional tras asesinar a más de 145 personas.
Dili, la capital de Timor, era escenario de disparos indiscriminados y de incendios. Un periodista alemán, uno de los pocos que permaneció en Timor tras la evacuación masiva de ayer por la mañana, explicó que las milicias dispararon contra un grupo de refugiados que intentaban entrar en una escuela situada al lado de la sede de la Misión de la ONU (MINUTO), que a su vez fue cercada.
Los incidentes más graves se produjeron en la localidad de Same, donde, según el Consejo Nacional de la Resistencia, fueron asesinadas 100 personas, a las que se añaden otros 20 muertos en Atsabe, donde ya fueron asesinados dos miembros de la MINUTO en la votación del pasado lunes.
Asimismo, en Dili fue atacada la Diócesis, un conjunto de edificios religiosos situado frente al puerto, donde perecieron 25 personas "se desconoce si en el incendio o a causa de disparos" de un total de 200 refugiados, según un religioso testigo de los hechos. Según otras informaciones, entre cinco y 25 personas fueron asesinadas a tiros cuando esperaban barco para salir del territorio en el puerto.
Al lado de la Diócesis, el hotel Mahkota, donde se encontraba parte del personal de la ONU y periodistas y diplomáticos extranjeros, fue parcialmente incendiado, así como el edificio de la Fundación para los Derechos Humanos y la Justicia.
La emisora «Australia World News» precisó que también varios edificios internacionales fueron objeto de disparos, entre ellos el consulado australiano y el cuartel general de la ONU, y que podían escucharse disparos de mortero cerca de la sede de Cruz Roja.