Por primera vez, el presidente palestino, Yaser Arafat, acusó públicamente a Barak de entorpecer la operación. «Esta actitud prueba que existen tentativas (israelíes) para impedir la aplicación precisa y honesta de lo acordado», afirmó Arafat a su vuelta de Egipto.
Barak también alzó la voz expresando su «consternación» ante las «rígidas reacciones de los palestinos a una propuesta destinada a efectuar evidentes progresos».
Desde su investidura, el mes pasado, Barak procura evitar la aplicación del acuerdo, estimando que israelíes y palestinos deberían más bien centrarse en la negociación de un tratado de paz definitivo.
El acuerdo de Wye estipulaba que la negociación de un acuerdo de paz comenzaría en paralelo a una retirada israelí del 13 por ciento del territorio cisjordano.
Esta operación, en tres etapas, debería haber finalizado a principios de 1999 pero, de momento, tan sólo la primera fase, que afecta a un 2 por ciento de Cisjordania, fue emprendida por Israel.
El pasado martes, Arafat y Barak establecieron un período de dos semanas para examinar la propuesta israelí sobre un aplazamiento de la retirada. Pero los negociadores no llegaron a ningún acuerdo.