El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, pasó ayer el segundo reconocimiento médico oficial desde que empezó sus vacaciones hace dos semanas, pero el Kremlin, por enésima vez, insistió en que no hay ningún motivo para la preocupación.
Yeltsin, de 68 años, acudió por la mañana al moderno Hospital Clínico Central de Moscú sin que el servicio de prensa de la Presidencia informase de los detalles de su visita al centro médico. «Es completamente natural que el presidente trate de utilizar sus vacaciones para someterse a exámenes médicos», se limitó a declarar el portavoz del Kremlin, Dmitri Yakushkin.
El pasado martes 20, Yeltsin acudió al mismo hospital para un «examen médico de rutina», según el Kremlin, aunque días antes el jefe del Gabinete de la Presidencia, Vladímir Voloshin, dijo que el presidente no tenía previsto someterse a chequeos médicos. Voloshin dijo incluso que los doctores que habitualmente atienden a Yeltsin habían aprovechado las vacaciones del jefe del Estado para tomarse también un descanso.
Los reconocimientos del martes 20 y de ayer son los dos únicos de los que se ha dado información oficial, pero fuentes oficiosas dijeron la semana pasada que Yeltsin ha visitado el hospital otras dos veces.