El general chileno Augusto Pinochet, que aguarda en Londres el proceso para su posible extradición a España, se describió ayer como «el único prisionero político en el Reino Unido» y asegura que está «secuestrado» por las autoridades británicas. En una amplia entrevista que publica el periódico «The Sunday Telegraph», Pinochet, cuyo juicio de extradición comenzará el próximo 27 de septiembre en la capital británica, niega los miles de asesinatos y violaciones de los derechos humanos que se le imputan. El dictador, de 83 años, afirma que él no ordenó las torturas de sus opositores, aunque matiza que no tenía tiempo para controlar lo que otros mandos de su régimen hacían.
Según el senador vitalicio, «lo primero que suscribí fue el desarrollo de los derechos de la persona, dando seguridad a aquéllos que eran detenidos». «Como general de la República nunca acepté la tortura. No estoy hablando solamente sobre mi Presidencia. Mucho antes, de hecho. Jamás acepté la tortura», afirma el senador vitalicio, quien indica que «acepto la responsabilidad política, no la judicial».
«De otro modo, todos seríamos culpables. El presidente estadounidense, Bill Clinton, sería culpable de ciertas cosas en Kosovo», explica Pinochet. El general subraya que durante su mandato se concentró en alejar a su país del rumbo hacia el marxismo que había emprendido bajo el mandato democrático del presidente Salvador Allende, a quien derrocó en el golpe de septiembre de 1973.