El caos político de las últimas semanas se materializó ayer en el fracaso de los distintos partidos a la hora de formar el nuevo Gobierno autónomo.
Pocos minutos antes de que comenzara la designación de ministros, los unionistas anunciaron su boicot y no se presentaron en el Parlamento, por lo que fue imposible la formación de la Asamblea, de forma que el proceso se aplazó hasta presumiblemente pasado el verano.
El vice ministro principal de Irlanda del Norte, el socialdemócrata Seamus Mallon, presentó su dimisión ante la incapacidad de poner en marcha este proceso y pidió al ministro principal del Ulster, el unionista David Trimble, que haga lo mismo.
Los unionistas continúan con su lema «Sin armas no hay Gobierno», mientras que el Sinn Fein quiso dar una imagen más conciliadora. Su líder, Gerry Adams, aseguró que su partido «todavía tiende la mano a quien lo demoniza porque lo más importante es mirar hacia el futuro». Y como parte de esa mirada hacia delante el ministro británico, Tony Blair, anunció que se revisará conjuntamente con el Gobierno irlandés el proceso de Paz de Stormont y cómo ponerlo en marcha.
Para Blair «es importante que los políticos se den cuenta de que en sus manos tienen el futuro de Irlanda del Norte» por lo que en su opinión, «es esencial que exista confianza entre los partidos para llegar a una verdadera solución».
Por su parte, la ministra británica para Irlanda del Norte, Mo Mowlam, acudió a la Cámara de los Comunes para dar explicaciones del fracaso del proceso: «Sin duda alguna, éste es un día triste, sería de locos no reconocerlo, pero una locura mayor no continuar con el proceso de Paz», aseguró compungida.