El presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, se dio ayer su primer «baño de masas» tras el fin de la guerra, mientras el despliegue de la KFOR se ensombreció por la muerte de varios civiles. La OTAN confirmó ayer el hallazgo de tres fosas comunes en dos localidades de Kosovo, en las que pueden estar enterrados alrededor de doscientos cadáveres. Según el portavoz aliado, Jamie Shea, dos de esas fosas fueron descubiertas a unos 20 kilómetros de la frontera con Macedonia, en la localidad de Kacanik, y la tercera se encuentra cerca de la ciudad de Prizren.
El teniente general británico Michael Jackson, comandante de la fuerza internacional para Kosovo (KFOR), se mostró satisfecho por la marcha del despliegue y lamentó la muerte en las últimas 24 horas de varios serbios a manos de la KFOR «en defensa propia» y de periodistas occidentales.
Se trata de los dos enviados especiales de la revista alemana «Stern», el reportero Gabriel Grüner, de 25 años, y el fotógrafo Volker Kraermer, de 56, quienes fallecieron a unos 40 kilómetros al sur de Pristina a consecuencia de disparos en la cabeza.
Aunque en un primer momento se informó del hallazgo de un tercer cadáver de otro periodista alemán, el ministerio de Defensa de Alemania no puede confirmar ese extremo. Tampoco se ha confirmado oficialmente la muerte de tres civiles serbios, que según testigos presenciales, fueron fusilados por miembros de la guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) en Vojlovica, cuando huían en un convoy hacía otros puntos de Serbia.