Al entrar ayer en la novena semana de bombardeos aliados contra Yugoslavia se plantea la disyuntiva sobre si la OTAN debe establecer o no un alto el fuego unilateral para favorecer una salida negociada a la crisis, mientras en Belgrado se habla de día decisivo para la paz o la guerra. El presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, recibió al emisario ruso para los Balcanes, Víctor Chernomirdin, quien visita por tercera vez Belgrado desde el comienzo de los bombardeos aliados.
«En la actualidad, lo principal es que cesen los bombardeos contra Yugoslavia, que se establezca una pausa en las operaciones militares "llámenlo como quieran", que se deje de matar a la gente», dijo Chernomirdin en el aeropuerto Surcin, poco antes de entrevistarse con Milosevic. Chernomirdin expuso en esta reunión los últimos avances sobre un eventual acuerdo que pueda detener la ofensiva militar de la OTAN.
Milosevic escuchó de primera mano los resultados de las conversaciones «serias y constructivas» sobre la crisis de Kosovo que mantuvo Chernomirdin en Helsinki con el secretario adjunto de Estado norteamericano, Strobe Talbott, y el presidente finlandés, Martti Ahtisaari. Tras nueve horas y media de negociaciones las tres partes se despidieron con el compromiso de, según un escueto comunicado de la presidencia finlandesa, «continuar trabajando por su cuenta» y de volver a reunirse en Moscú.