Los kosovares muertos en Korisa durante el ataque de la OTAN a esa ciudad formaban parte de un escudo humano de unos 600 civiles y muchos de ellos no murieron a causa de las bombas aliadas sino por los disparos de los paramilitares serbios que les retenían e intentaban impedir que se pusieran a salvo.
Así lo afirmó ayer a la emisora de radio alemana «Deutsche Welle» un albano-kosovar de Korisa que formaba parte de ese escudo humano y que vio cómo «los paramilitares serbios y una patrulla de la policía especial abrieron fuego contra nosotros cuando, asustados por las bombas, intentamos romper el cerco para ponernos a salvo».
La OTAN atacó la ciudad de Korisa en la noche del jueves al viernes y, según medios serbios, sus bombas provocaron la muerte de al menos 87 civiles, cuyos cadáveres fueron mostrados horas después del ataque por las cámaras de televisión.
El testigo afirmó que «las patrullas serbias nos llevaron por la mañana a un solar cerca del cuartel y nos hicieron rodearlo con los tractores. Había gente que no era del pueblo. Yo calculo que en total éramos más de 600 personas. Después nos dijeron que si salíamos de allí nos esperaría lo peor». «Cuando empezó a oscurecer uno de los policías serbios nos dijo: Ahora vais a saber lo que es la OTAN», relató el albano-kosovar a la «Deutsche Welle».