El régimen chino apelaba ayer a la calma tras haber alentado y apoyado las manifestaciones estudiantiles, a veces violentas y xenófobas, que se han extendido por todo el país para protestar contra el bombardeo de la Alianza Atlántica sobre la embajada de China en Belgrado. La gravedad de los disturbios obligó a Estados Unidos a cerrar todas sus delegaciones diplomáticas en China durante dos días.
Las autoridades de Pekín lanzaban a la ciudadanía un llamamiento a la calma mientras al mismo tiempo apoyaban las manifestaciones «legales» contra las representaciones diplomáticas norteamericanas por un error de la OTAN que los medios de comunicación han calificado de violencia «premeditada» y que ha impulsado a la ciudadanía a agredir a los extranjeros.
En una intervención solemne en la televisión, el vicepresidente, Hu Jintao, confirmó el «apoyo» del poder a las manifestaciones «legales» contra la OTAN, pero hizo un llamamiento a la calma y moderación a la ciudadanía china. Más de 200.000 personas han desfilado ante las representaciones diplomáticas estadounidenses y británicas en todo el país. Las manifestaciones degeneraron en varias ocasiones y Hu pidió a sus compatriotas que «impidan a ciertas personas utilizar esta ocasión para perturbar el orden social».
«Había un peligro manifiesto de degeneración», comentó un experto occidental en Pekín, tras 36 horas de manifestaciones casi ininterrumpidas en la capital. «Los manifestantes fueron alentados por los medios de comunicación oficiales que presentaron el bombardeo de la embajada como una operación premeditada por los estadounidenses», añadió.