El número de víctimas civiles en Yugoslavia y, sobre todo en Kosovo, ha aumentado de forma drástica conforme se han intensificado los bombardeos.
El caso más dramático hasta ahora, según todos los indicios, tuvo lugar ayer, cuando unos 75 refugiados albano-kosovares murieron y más de 20 resultaron heridos en dos ataques de aviones aliados al suroeste de Kosovo, según fuentes oficiales yugoslavas. El Ejército yugoslavo puntualizó más tarde que «fuerzas de seguridad» escoltaban a los refugiados albano-kosovares en el regreso a sus hogares, lo cual, según los observadores, podría hacer suponer que el Ejército o la policía usaran como «escudo humano» a la columna.
El Ejército yugoslavo condenó el ataque de ayer e insistió en que es un episodio más de la «crónica de crímenes bélicos y conquistadores» de la Alianza Atlántica.
Por su parte, la OTAN aseguró ayer que el único convoy que sus aviones bombardearon durante la jornada, cerca de un puente en el oeste de Kosovo, estaba formado por vehículos militares, aunque no pudo confirmar si esta incursión provocó víctimas mortales entre refugiados.
En un comunicado, el Estado Mayor de la OTAN en Mons (Bélgica) precisó que a las 15.30 hora local y española de ayer, «un avión de la OTAN atacó vehículos militares cerca de un puente al este de Djakovica». Los pilotos del avión implicado en la incursión aseguraron haber atacado «sólo» vehículos militares, tras lo que fueron «blanco de disparos de artillería antiaérea y misiles tierra-aire.