Unos 2.000 albano-kosovares han llegado a Albania en menos de 24 horas después de que la frontera fuera reabierta el viernes por la noche, informó ayer la Alta Comisaría de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Los pasos fronterizos yugoslavos desde Kosovo hacia Albania estaban cerrados desde el día 7.
Un grupo de más de 1.500 personas pudo atravesar, a última hora del viernes, el puesto fronterizo de Morini, por donde ayer por la mañana cruzó otro numeroso grupo de refugiados.
El numeroso grupo llegado el viernes relató al personal de ACNUR que constituía toda la población de Vragolija, localidad al oeste de Pristina, y que recibieron órdenes de abandonar sus hogares por parte de las fuerzas de seguridad serbias que habían rodeado el pueblo.
Según los refugiados, al principio abandonaron la localidad a pie pero, recorridos unos 500 metros, les ordenaron volver para coger sus vehículos y se formó una columna de 114 coches y tractores que llegó hasta la demarcación territorial acompañada por las fuerzas de seguridad.
En el trayecto vieron que la mayoría de las localidades en su camino habían sido incendiadas y que no había gente en las carreteras, señalaron los refugiados.
A su llegada a Albania, la frontera de Morini fue abierta para permitir la entrada del grupo que, tras ser registrado, se trasladó a Kukes. ACNUR agregó que ayer otros 76 refugiados cruzaron a Albania a través de Morini, lo que eleva el número total de refugiados en ese país a 305.500 personas.
Hasta Montenegro, donde se contabilizan ya 61.000 refugiados, llegaron durante el pasado viernes 650 personas, todas ellas de la localidad kosovar de Istok.
Mientras tanto, la OTAN ha localizado por satélite tres zonas en torno a Pristina en las que podrían encontrarse la mayor parte de los casi 300.000 desplazados que se encuentran dentro de Kosovo, obligados a abandonar sus hogares por la campaña. La Alianza Atlántica insiste que es muy difícil cuantificar su número.
La Alianza reconoce que está cada vez mas preocupada por la situación de las personas desplazadas en Kosovo, por lo que ha pensado en mitigar su sufrimiento lanzando víveres y medicamentos en paracaídas, declaró ayer un diplomático de alto rango en la sede de la Alianza.