La OTAN ofreció ayer un primer balance positivo de sus diecisiete días de campaña aérea contra Yugoslavia, en el que asegura que ha dañado severamente la capacidad militar del régimen de Slobodan Milosevic. Los ataques, que han destruido o inutilizado ya la mitad de los sofisticados cazabombarderos Mig 29 de la Aviación yugoslava, no han permitido, sin embargo, eliminar la represión en Kosovo, ni han obligado a las fuerzas yugoslavas a retirarse.
También, la Alianza ha reconocido que desde el inicio de la guerra contra Yugoslavia haber fallado en dos ocasiones sus objetivos causando víctimas entre la población, lo que demuestra que, incluso con armas de alta tecnología, una guerra «quirúrgica» sin muertos civiles es imposible. Fuentes aliadas confirmaron que mañana los ministros de Asuntos Exteriores de los diecinueve Gobiernos aliados celebrarán una reunión extraordinaria en Bruselas para decidir la continuación de las operaciones.
El portavoz oficial de la OTAN, Jamie Shea, anunció ayer que unos 150 objetivos militares yugoslavos estratégicos han sufrido graves daños y que se asiste a una «notable disminución» de la actividad del Ejército yugoslavo y de las fuerzas policiales en Kosovo.
Los ataques continuaron ayer, cuando la aviación aliada alcanzó un repetidor de la televisión estatal serbia «RTS» situado cerca de Pristina, según fuentes oficiales serbias. Varios repetidores más de «RTS» han sido blanco de los bombardeos de la OTAN estos últimos días.
Los repetidores de televisión y radio se han convertido en objetivos de los ataques de la OTAN ya que son usados para las comunicaciones militares pero, sobre todo, divulgan la «propaganda y la desinformación» del régimen de Belgrado, según la Alianza.
Por último, Estados Unidos enviará 82 aviones más, 30 de ellos de combate, para las operaciones de la OTAN en los Balcanes, según anunciaron ayer fuentes del Pentágono.