El Congreso volvió ayer a ser escenario de las discrepancias respecto al conflicto de Kosovo. En su intervención el presidente del Gobierno, José María Aznar, presentó como inevitable el bombardeo ante la limpieza étnica ordenada por el presidente yugoslavo, Slodoban Milosevic, aunque reconoció que no se puede «garantizar el éxito de la intervención».
El candidato socialista a La Moncloa, José Borrell, le acusó de haber dado una «balbuceante explicación» sobre la crisis en lo que definió como un «esperpéntico debate dúplex». El coordinador general de IU, Julio Anguita, por su parte, dedicó duros reproches a la OTAN y al Gobierno al que acusó de haber convertido el pleno en un «solemne acto funerario» de su credibilidad. Aznar hizo hincapié en que la responsabilidad de la crisis de Kosovo recae «exclusivamente» en Milosevic, «cuyas acciones en Croacia y Bosnia están muy presentes en la memoria de la comunidad internacional». El mismo argumento utilizaron los nacionalistas "CiU, PNV y CC" que respaldaron sin fisuras la actuación del Ejecutivo.