El presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, aceptó la propuesta rusa de reducir sus tropas en Kosovo si cesan los bombardeos aliados, pero el canciller alemán, Gerhard Schroeder, consideró insuficiente este plan y el presidente de EE UU, Bill Clinton, dijo que es «inaceptable» y la OTAN está decidida a seguir atacando. Milosevic aceptó una retirada parcial de sus fuerzas en Kosovo, como ayer le planteó en Belgrado el primer ministro ruso, Yevgueni Primakov, durante sus seis horas de conversaciones, pero precisó que, «para dar paso a una solución política, es necesario el cese inmediato de la agresión contra Yugoslavia».
Indicó que el éxito de esa salida política «depende del cese total del apoyo de la OTAN a los separatistas» de Kosovo y de «la vuelta a la situación en la región anterior» a la concentración de fuerzas aliadas en las fronteras de Yugoslavia, aunque destacó: «Estamos dispuestos a defender nuestro país hasta el final». A su llegada a Bonn procedente de Belgrado, Primakov comunicó la disposición de Milosevic a resolver todos los problemas «por la vía política», si la OTAN cesa sus bombardeos, así como «a reducir la presencia de tropas» en Kosovo, a cambio de que Occidente deje de apoyar al Ejército de Liberación de Kosovo (UCK).
Mientras tanto, la OTAN sopesa una escalada de sus ataques contra las fuerzas militares y de la Policía especial serbias con el paso de la actual Fase II a la III de su ofensiva, lo que, según fuentes diplomáticas, analiza el Consejo Atlántico en una reunión extraordinaria. La Fase III supone ataques contra las fuerzas militares serbias a lo largo de todo el país, incluido Belgrado y centros de control y mando vitales.
Horas antes, la OTAN anunció la ampliación y la intensificación de sus bombardeos contra el Ejército serbio y la Policía especial en Kosovo, ante la urgente necesidad de frenar la campaña serbia de limpieza étnica contra los albano-kosovares. A ello contribuiría también la mejora en los próximos días de las condiciones meteorológicas, adversas hasta ahora.