El jefe de la misión de verificación de la OSCE en Kosovo, William Walker, permanecerá en la zona desafiando la orden de expulsión decretada por Belgrado, mientras la Alianza Atlántica refuerza sus preparativos en las proximidades de Yugoslavia ante una eventual intervención militar.
Después de expirar el plazo dado por el Gobierno yugoslavo a Walker para que saliera del país tras declararle «persona non grata», el portavoz de la misión de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) en Kosovo, Jorgen Grunnet, dijo que «mañana seguirá en Pristina y tendrá un día de trabajo habitual con varios encuentros con la prensa».
De hecho cuando expiraban las 72 horas fijadas por el Gobierno yugoslavo, el estadounidense Walker se encontraba en la sede de la OSCE en Pristina.
SUAVIZACIÓN DE POSTURA
El primer ministro yugoslavo, Momir Bulatovic, no excluyó ayer la
posibilidad de que su Gobierno revoque su decisión contra el jefe
de la misión de la OSCE en Kosovo (KVM), lo que representa cierta
«suavización» en la postura de Belgrado acerca de Walker, cuya
expulsión decretó después de que acusara a la Policía serbia de la
matanza de más de 40 albaneses en Racak (sur kosovar).
Mientras, la OTAN ha reforzado sus preparativos en la zona próxima a Yugoslavia ante una eventual acción militar, para lo cual busca el consenso entre los aliados.
El secretario general de la Alianza, Javier Solana, dijo ayer que, si el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, «sólo comprende el lenguaje de la fuerza, encontrará la fuerza».
Dentro de los preparativos aliados, el despliegue de la OTAN en las bases navales en el mar Adriático al sur de Italia será, en las próximas 48 horas, de 250 aviones que ya están estacionados allí, además de otros 150 procedentes de otras bases europeas.
Los 400 aviones se desplegarán en ocho portaeronaves, a los que se añadirán, en las próximas 48 horas, otros de la VI Flota estadounidense, que se encuentra en Italia.
Horas antes de que expirara el plazo para su expulsión, Walker se reafirmó en sus declaraciones del sábado, cuando culpó a la Policía serbia de la matanza de Racak, y aseguró que dispone de pruebas suficientes para respaldar sus afirmaciones.
Las gestiones diplomáticas encaminadas a que las autoridades yugoslavas revoquen su decisión llevaron a Belgrado al presidente de turno de la OSCE, Knut Vollebaek, y los emisarios especiales estadounidenses para Kosovo, Christopher Hill y James Pardew.
Hill y Pardew conversaron esta tarde durante varias horas con
Milosevic, sin que se conozcan hasta el momento los resultados de
su gestión.
Al tiempo, el ministro yugoslavo de Asuntos Exteriores, Zivadin
Jovanovic, se entrevistó con el presidente de turno de la OSCE,
Knut Vollebaek, después de conversar telefónicamente con el
secretario general de la ONU, Kofi Annan.
La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, subrayó ayer que «el mundo está enfrentado a una nueva e inaceptable violencia en Kosovo. La matanza de Racak ha puesto la tensión en el filo de la navaja (...) Las perspectivas para una solución negociada están nubladas».
CUMPLIR LOS REQUISITOS
La Unión Europea (UE), por su parte, supeditó la buena marcha de
sus relaciones futuras con Belgrado a que Milosevic cumpla una
serie de requisitos.
En Pristina, la jefa de los forenses finlandeses llegados a Kosovo, Helena Ranta, opinó que los exámenes hechos hasta ahora por un equipo yugoslavo a las víctimas de Racak son incompletos.
Expertos yugoslavos comenzaron hace tres días las autopsias y, tras examinar los primeros cadáveres, concluyeron que murieron «por disparos de armas de fuego» y que ningún cuerpo presentaba signos de mutilaciones o ensañamiento.
La Armada española envía una fragata a la zona en
conflicto
La fragata de la Armada española «Numancia» se reincorporará a la
Fuerza Naval Permanente de la OTAN en el Mediterráneo
(STANAVFORMED) concentrada en aguas del mar Adriático ante una
eventual intervención en Serbia, informaron fuentes del Ministerio
de Defensa.
La fragata partió ayer a mediodía desde la base de Rota (Cádiz) y se dirige vía Maó hacia Nápoles para finalmente sumarse a la Fuerza Naval de la OTAN en el puerto italiano de Brindisi.
El buque se encontraba en la base gaditana, donde se efectuó una revisión general aprovechando el período de Navidad y ahora se reincorpora a la fuerza naval aliada, a la que pertenece desde agosto y hasta el 23 de febrero, fecha en que deberá ser relevada por otra fragata española del mismo tipo.
La fuerza naval destacada en aguas del Adriático está formada por dos destructores y seis fragatas.