«Pedimos una acción urgente y contundente para destruir las bandas albaneses e impedir que se vuelvan a repetir los asesinatos y ataques terroristas», afirmó en un comunicado el ultranacionalista Partido Radical Serbio, socio minoritario en el gobierno de Serbia.
Poco después de que se difundiera ese comunicado, la misión de verificación de la OSCE informó de que un grupo del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) había tomado como rehenes a ocho soldados yugoslavos en el norte de esta conflictiva provincia serbia con mayoría albanesa.
«Recibimos una información según la cual ocho soldados yugoslavos entraron en la zona al norte de Kosovska Mitrovica y fueron tomados rehenes por el UCK», dijo el portavoz de la Misión de Verificación en Kosovo, Sandy Blyth.
Tres policías serbios perdieron ayer la vida y otros cuatro resultaron heridos en un ataque del UCK contra un vehículo blindado de la policía que patrullaba en la carretera de Suva Reka hacia Stimlje, a unos 40 kilómetros al sur de Pristina.
Tras el ataque, llevado a cabo con un lanzagranadas, la policía
emprendió una operación de acoso contra los atacantes y cercó toda
la zona.
Por su parte, el secretario general de la Alianza Atlántica, Javier
Solana, rechaza resignarse a que el conflicto kosovar sea «la
crónica de una guerra anunciada», según indica en una entrevista
concedida al periódico francés «Le Figaro», que se publica hoy.