El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, logró imponer orden en las filas del Likud, tras la decisión del alcalde de Jerusalén, Ehud Olmert, de no presentarse contra él a la dirección del partido.
Según los analistas, la retirada de Olmert, uno de los principales «halcones» del Likud, permitirá a Netanyahu obtener la investidura del partido para las próximas elecciones generales. El diputado Uzi Landau fue el único en confirmar que se presentará contra el primer ministro en las primarias del Likud.
Los 2.700 miembros del comité central del partido fueron convocados anoche en Tel Aviv para fijar la fecha de las elecciones primarias, que designarán al candidato del partido para el cargo de primer ministro, y que podrían ser organizadas el 25 de enero.
Netanyahu logró «evitar la división entre sus adversarios al apartar a Olmert, su más peligroso rival, mientras que Landau sólo es un candidato simbólico», estimó un comentarista de la radio pública, Hanan Cristal. El director de la campaña de Netanyahu, Tzahi Hanegbi, se congratuló por la «decisión de Olmert, que marca un principio de convalescencia en la crisis que sacudió al Likud estos últimos tiempos».
Sin embargo, se mantiene el suspenso sobre el ministro de Defensa, Isaac Mordehai, que aún no ha revelado sus proyectos. En una reunión mantenida ayer, Netanyahu intentó disuadirlo de unirse al partido centrista del jefe de estado mayor saliente, Amnon Lipkin-Shahak.