Miles de jóvenes palestinos revivieron ayer la «intifada», la revuelta popular que sus mayores emprendieron en 1987 y que se dio por terminada en 1993, tras la firma en Washington de los históricos acuerdos de Oslo, que sentaron las bases de un proceso de pacificación palestino-israelí cada día más cuestionado. Durante esos seis años murieron 1.300 palestinos, de los que 275 eran niños, y trescientos israelíes, entre soldados y civiles.
La jornada de ayer comenzó con una huelga general en Cisjordania, Gaza y Jerusalén oriental, donde viven tres millones de palestinos, y que fue secundada por completo. Poco después, las violentas protestas comenzaron en casi todas las ciudades de Cisjordania, de la que un 70 por ciento aún continua ocupada cinco años después del comienzo del proceso de paz, que se guía por el principio de «paz por territorios».
Un muchacho de 16 años, Jihad Ayad, fallecía en la localidad cisjordana de Ramala a primeras horas de la tarde tras recibir un balazo de un soldado israelí en el pecho, informó la radio La Voz de Palestina. En El Bire, una localidad próxima a Ramala, otros sesenta jóvenes árabes resultaban heridos en los enfrentamientos, al igual que quince en Belén, veinticinco en Jenín y diez en Kalkilia.