La política tiene mucho de teatro y el escenario de esta representación que durará cuatro años –una dulce comedia para unos y un drama amargo para otros–, fue ayer el Parlament. PP y Vox escenificaron su poderío, asaltaron los cielos parlamentarios por la fuerza de las urnas y arrollaron con su expansiva presencia al único diputado del PSIB que acudió en persona a recoger su acta, Quim Torres, y a los cuatro parlamentarios de Més, encabezados por Lluís Apesteguia, todos ellos nuevos en estas lides. A la única diputada de Podemos ni se le vio.
PP y Vox transformaron en un acto de reafirmación política lo que hasta hace unos años era un mero trámite burocrático al que enviaban a un ordenanza. La recogida de las actas de diputado fue la primera imagen de fuerza de la derecha balear y un avance de los que serán los próximos cuatro años en el Parlament. Qué no será la constitución de la Cámara balear.
Tras ocho años con menos de 20 diputados en el rincón de pensar, el PPacudió ayer exultante, casi en pleno, a recoger las actas, con la llamativa excepción de Marga Prohens, a la que no se vio por el Parlament, quién sabe si para evitar una fotografía con Jorge Campos. Desde el pasado lunes, no se les ha visto juntos, a pesar de que el tiempo apremia y hoy queda exactamente una semana para que se constituya el Parlament sin que se sepa, por ahora, quiénes estarán en la Mesa.
Las negociaciones de PP y Vox no avanzan oficialmente, pero sí lo hacen extraoficialmente y aquí llega un jarro de agua fría para agoreros que aún confían en que un desencuentro de las derechas fuerce unas elecciones anticipadas y la izquierda reaccione: bastaba con ver la completa familiaridad de unos de los negociadores del PP, Sebastià Sagreras, con dos de los negociadores de Vox: el propio Jorge Campos y Sergio Rodríguez. Puede que no se hayan sentado a una mesa oficial, pero está claro que hablar ya han hablado, no se sabe si en catalán o si, vistos los problemas para cuadrar programas, pasan al castellano en la intimidad, en un proceso inverso a aquel íntimo catalán que hablaba José María Aznar cuando cortejaba a Jordi Pujol.
Mauricio Rovira recogió el acta de diputada de Marga Prohens y Cosme Bonet, el de Francina Armengol. Tampoco la presidenta fue al Parlament. Apenas le queda una semana de mandato ya que deberá dejar el cargo en el Govern antes del próximo lunes, fecha en la que se presentará su candidatura al Congreso ante la junta electoral. La única duda que queda es saber si Armengol jurará su cargo como diputada y estará en la constitución del Parlament el próximo día 20 y, más aún, si luego será ella quien dé la réplica a Marga Prohens en el debate de investidura, algo que parece muy poco probable. Más probable parece que en el Congreso coincida con Jorge Campos. No parece que vaya a ser un plato de gusto para ninguno de los dos.