La vida pasa sin el frenesí de la campaña electoral en la puerta de los colegios donde los padres siguen teniendo prisa por dejar a sus hijos para llegar a tiempo al trabajo; y los niños se despiden con un beso hasta la hora de comer. Frente al CEIP Pràctiques, en el barrio de Camp Redó, hoy es igual que ayer, pero quizás diferente a la semana que viene. Muchos acudirán a las urnas y, al menos los encuestados lo hacen con expectativas: gobierne quien gobierne las cosas deben cambiar.
«Yo soy inmigrante y últimamente en campaña se han dicho cosas que no tienen nada que ver con la realidad». Alberto Montiel tiene claro a quien no va a votar. «No voy a señalar a nadie pero quiero decir que nosotros hemos venido a aportar, somos parte del desarrollo productivo del país», defiende. Sobre los mensajes en campaña: «son buenos ahora pero luego se quedan al margen».
Dice Adela Piñeiro, antes de dejar a su hija en el centro escolar, que es importante acudir a la cita con las urnas porque «toca trabajar en la inflación, el paro, la sanidad o la educación... Lo de siempre», concluye. Sin embargo, cree que «los mensajes que los políticos dirigen a las familias no atinan, se vende mucho humo». De cara al futuro lo tiene claro: «me gustaría que mejoraran las equipaciones escolares».
La educación ocupa y preocupa también a Victòria Gual. Tiene 43 años y cuatro hijos en edad escolar. Además es docente «y mi pareja trabaja en Son Espases», así que les interesa también el devenir sanitario. En cuanto a su día a día, «tenemos dos hipotecas y no llegamos a final de mes», se encoge de hombros, «lo de la mayoría de la gente».
Pep Pomar no tiene el voto del todo claro, pero sí sabe que irá «para que después no decidan por ti». Entre sus prioridades están las propuestas educativas y la sanidad «para que siga siendo pública», aunque le preocupa cómo se encarará la gestión del territorio. «Me refiero al tema de la ecología, el turismo y la sostenibilidad de los recursos», añade. Se declara votante de izquierdas algo decepcionado, pues aunque «se han comido una dura pandemia y lo han hecho bien, han dejado las medidas para el final de la legislatura para ganar votos», opina. Según Pomar, toda la acción final del Govern «está pensado para ganar las elecciones».
Jordi Caballero se confiesa cada vez más desconectado de la política, «no sé si es el proceso natural del descrédito». Pese a conocer bien este mundo, en la actualidad «no sigo mucho los mensajes de campaña», quizás por eso engrosa la lista de los indecisos. No sabe a quién pero irá a votar: «hay que ir», señala. «Aquí, en Balears, sobre todo por el modelo turístico y la conservación del medio ambiente». Sabe lo que quiere pero no qué partido casa con sus ideas porque «o el mensaje no llega o lo hace mal. Ha pasado siempre pero ahora, con las redes sociales, queda todo muy diluido».
Para Juana Campos «tiene que haber un cambio económico», se queja de que «ha subido todo»; de que las familias «necesitan ayudas porque la gente no puede pagar la hipoteca...»; y de que las que se dan «no llegan». Le preocupa la economía y que «hay mucha gente necesitada», y necesita poco para seguir lamentando los «recortes en sanidad», o la de «personas obligadas a trabajar porque les falla la Inspección Médica». Así que «la gente tiene que ir a votar para que haya un cambio», pide.