La campaña electoral está a punto de entrar en su ecuador y ya tenemos la seguridad casi absoluta de que, en esta ocasión, no habrá choque de trenes entre las dos candidatas con opciones a presidir el Govern. Francina Armengol y Marga Prohens se evitan, aunque cada una de ellas aluda a la otra en los actos electorales; no entran en combate –lo dejan para quienes les secundan en las redes sociales–, o al menos eso es lo que hemos visto en estos primeros días.
No hay cuerpo a cuerpo ni lo habrá. Este domingo debía celebrarse en IB3 el cara a cara del que nos han privado pese a que en una democracia, gran palabra que algunos invocan cuando se quedan sin argumentos, debería ser uno de los elementos clave para poder votar con todas las cartas en la mano, como explicaba hace unos días Miquel Payeras.
Armengol y Prohens llevan toda la campaña contenidas y hasta casi diría que desganadas. Ninguna de las dos ha subido el tono de sus intervenciones, todo lo que rodea a ambas es neutro y casi aséptico, que ya están otros para quitar la asepsia. ¿A quién beneficia esa contención y esa decisión de evitar el choque y la confrontación? Se sabrá el día 28 por la noche, pero, en principio, parece que esa estrategia ayuda más a Armengol que a Prohens. Se supone que el aspirante debe arriesgar si quiere ganar posiciones, pero por ahora no lo está haciendo.
Lo mismo con el cara a cara. Las dos lo habrían hecho bien, pero ambas saben que el riesgo era muy alto, no por no hacerlo bien, sino por hacerlo mal. Armengol no lo necesitaba y además suponía un regalo de proyección política a su rival, pero el PPtenía que haber empujado más para intentar que se celebrara, en IB3 o en cualquier otro campo. Hay contención en las dos aspirantes al Consolat. Hanbra que ver si la estrategia ha sido acertada para quien gane o pierda.