Los siete candidatos a presidir el Govern balear tras el 28-M han dejado este lunes muy claras sus filias y fobias a la hora de tener que plantearse posibles pactos tras el escenario que decidan los electores. Sólo los tres partidos que conforman el Govern han confirmado que estarían dispuestos a reeditar un nuevo pacto: «si algo funciona, no se cambia», ha señalado tajante la aspirante del PSIB, Francina Armengol.
Ha sido en uno de los bloques planteados en el debate electoral decisivo, organizado de forma conjunta por Ultima Hora y por el centro de enseñanza universitaria CESAG, que ha llenado un aforo de más de 200 personas y que ha moderado y dirigido la periodista y profesora de Periodismo en el centro educativo, Nekane Domblás.
Política de pactos
En el foro se ha planteado una pregunta personalizada sobre posibles alianzas a cada formación. Josep Melià, del PI, ha asegurado que de ser necesarios, los pactos se producirán en función de su programa electoral y ha dejado clara su línea roja: «No nos vemos gobernando con partidos extremistas, ni de derechas ni de izquierdas».
Para el candidato de Vox, Jorge Campos, sólo hay una opción, gobernar con el PP, y la ha defendido como «la única alternativa», pero ¿y en caso de que los ‘populares' no quieran pactar, les apoyarían? «Nuestro modelo es el de Castilla y León», ha aclarado. La moderadora le ha recordado al candidato de Més per Mallorca, Lluís Apesteguia, que en su día dijo que si no era para presidirlo, su partido no entraría en el Govern, «¿Lo mantiene?», le ha preguntado. «Lo mantengo. Claro y diáfano».
Patricia Guasp, candidata de Ciudadanos, ha explicado que de ser decisivos no apoyaran ni «al pacto de retroceso» (refiriéndose a las izquierdas), «ni al recambio conservador», que sería el del PP junto a Vox. Su opción, dio a entender, pasaría únicamente por apoyar a los partidos del bipartidismo del que reniega. La aspirante de Unidas Podemos, Antònia Jover, aclaró que de hacerse, los pactos «serán sobre programa electoral» y ha defendido que su formación es de «extrema necesidad», para las Islas y no de «extrema izquierda», como algunos la definieron.
Desde el PP, Margalida Prohens, ha defendido que se presenta «a ganar», pero ¿cedería una institución como el Ajuntament de Palma a Vox para ser presidenta? «No. No se deben hacer experimentos». La candidata socialista ha insistido, por su parte, que se gobierna «en función de los acuerdos programáticos» y ha reprochado al PP que no dijera, claramente, «que no gobernaría con un partido que no condena el franquismo».
Economía y vivienda
«No está escrito que los jóvenes tengan que tener menos oportunidades que mi generación o la de mis padres». Armengol ha defendido las cifras históricas de empleo en abril y el haber superado la pandemia «con más salud y mejor economía». Frente al «catastrofismo» de la derecha, ha dicho trabajar con «ilusión». «Lo que no funciona es dar suelo público para construir hoteles de 5 estrellas, que es lo que hacia el PP cuando gobernaba».
La aspirante del PP ha pedido al público que se fijara en su propia experiencia y no en el relato oficial, «no os conforméis en vivir en contenedores marítimos», le dijo Prohens a los jóvenes. Su propuesta pasa por bajar impuestos, aislar la okupación o defender la propiedad privada. Frente a la masificación: «¿Cómo se ha encarado la falta de agua, el transporte, los accesos, los taxis? ¿Cómo han preparado el verano? Si no se ha hecho nada habrá saturación consentida», ha sentenciado.
La diversificación y el decrecimiento de plazas turísticas han sido las banderas de Més per Mallorca y Podemos. También el hecho de considerar la vivienda como un derecho y no un bien. «Para vivir en mi pueblo (Deià) siendo alcalde, a los 38, tengo que compartir piso, a eso nos lleva el liberalismo absoluto», ha explicado Lluís Apesteguia, quien ha aclarado que la ley de vivienda estatal «no limita el precio de alquiler, sino su incremento y en nuestra comunidad no soluciona nada».
Melià ha criticado que los partidos del Govern digan que «el futuro es ahora, cuando en ocho años no hemos diversificado nada». Un reproche que también ha lanzado Patricia Guasp, quien además ha lamentado que «el PSIB se haya subido al carro del intervencionismo». Campos ha señalado que el actual modelo económico «os condena a prescindir de vuestro proyecto vital», y ha pedido reducir el bienestar de los políticos para favorecer el de los ciudadanos.