El expresidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, será el número 13 de la candidatura de Ciudadanos a la Asamblea de Madrid y ha asegurado este miércoles que su paso a la formación naranja es la «única opción» de «seguir luchando» por lo que cree.
Garrido iba de número cuatro de la candidatura del PP para las elecciones europeas del próximo 26 de mayo, pero ha explicado que, aunque en Bruselas «seguro tendría un futuro más cómodo en lo personal», ha decidido cambiar «por razón de principios».
Así lo ha señalado en rueda de prensa convocada con urgencia para anunciar este fichaje, donde ha indicado que se apunta al equipo de Ignacio Aguado, cabeza de lista de Ciudadanos a la Asamblea de Madrid, porque es el partido que «mejor representa los valores del centro liberal».
El expresidente de la Comunidad de Madrid con ha señalado que se siente «cómodo» con Ciudadanos, aunque las relaciones entre el exdirigente del PP y la formación naranja han pasado esta Legislatura por altibajos, llegando a llamarles, entre otros calificativos, «tonto útil de la izquierda». «El oportunismo en Madrid tiene un nombre: se llama Ciudadanos», llegó a decir.
Las relaciones entre Garrido y Aguado, que esta legislatura es el portavoz de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid, comenzaron hace cuatro años cuando la exjefa del Ejecutivo autonómico Cristina Cifuentes necesitaba sus votos para alcanzar la Presidencia. El por entonces vicepresidente se encargó de las negociaciones, que continuarían de cara a los presupuestos de los años posteriores.
Se alababan mutuamente pese a las tensiones habituales de las cuentas. Pero, la comparecencia de Cifuentes en la comisión de investigación sobre corrupción política en la Asamblea de Madrid fue un antes y un después en su relación. Desde el Partido Popular, afearon la «dureza» con la que se trató a la exdirigente, asegurando que la oposición se comportó como «un tribunal de inquisición», y Garrido fue el encargado de hacerlo patente.
Así, todavía como número dos comenzó a lanzar duras acusaciones contra Ciudadanos en las ruedas de prensa posteriores a las reuniones del Consejo de Gobierno, que se celebran cada martes. Acusó a la formación naranja de no tener «intención de luchar por la corrupción en Madrid» sino de querer «aprovecharse» de la que cometieron otros, que ya ni siquiera estaban en el Gobierno.
«La intención que tiene es la de erosionar a la presidenta y obtener más votos a costa de mentir y difamar que es lo que lleva haciendo lamentablemente durante mucho tiempo», manifestó en su momento.
También repetía con insistencia que Ciudadanos formaba parte de un «tripartito de la oposición», afeaba que PSOE, Podemos y C's votaran juntos en la mayoría de iniciativas y que esta formación le estaba haciendo «el caldo gordo» a la izquierda.
Las relaciones entre ambos partidos continuaron tensándose con las documentación del Canal de Isabel II, competencia de Garrido entonces, en el marco del caso Lezo, ya que Ciudadanos acusaba al Gobierno de estar bloqueando que se hicieran públicas. Terminaron por romperse cuando, tras la publicación de la información del máster de Cifuentes, la formación naranja, después de «17 días de un verdadero bochorno», lanzó un últimatum: o apoyaban una comisión de universidades o le retirarían su apoyo.
Tras la precipitada dimisión de la expresidenta, acelerada por la publicación de un vídeo en el que se la veía supuestamente robando cremas en un supermercado, Garrido y Aguado recuperaron las conversaciones porque volvía el PP necesitar el apoyo de la formación.
Desde ese momento, y tras ser investido presidente, la cordialidad entre ambos se hizo patente y en ocasiones se les podía ver conversando en la Cámara regional. Ya por entonces, el jefe del Ejecutivo madrileño sostenía en declaraciones públicas que Ciudadanos había demostrado «responsabilidad» y había sido dado muestras de apostar por la «estabilidad institucional».
Incluso, sin saber nada sobre su futuro como candidato, el expresidente le ofreció al portavoz de Ciudadanos una consejería el día en que anunciaron que había presupuestos para 2019. «Te lo puedo garantizar Ignacio. En cualquier caso si no soy yo, el PP seguro que una vez gane las elecciones, llamará a Ciudadanos para que entre en el Gobierno. Creo que sería bueno para todos los madrileños», indicó a su lado mientras presentaban las cuartas y últimas cuentas de la Comunidad de la legislatura.
Aunque, de vez en cuando, ambos seguían manteniendo una distancia prudencial. En una ocasión, Garrido señaló que Podemos y Ciudadanos eran los dos «populismo», «uno más heavy y otro más «pop». A esto Aguado le contestó que estaba «obsesionado» con ellos y que si creía que gobernaba con populistas, que dejara de hacerlo.
Pero estos enfrentamientos didácticos eran puntuales y al final de esta legislatura, el exdirigente autonómico dio muestras de su buena relación, en multitud de ocasiones, indicando, por ejemplo, que quería que fuese Aguado el que ganase las primarias de su partido para ser el candidato a la Presidencia autonómico. A su parecer, el portavoz de los 'naranjas' había trabajado mucho y se lo merecía.
De hecho, en su última comparecencia en el Parlamento autonómico, el exdirigente regional le agradeció a Aguado su apoyo en su investidura, en los presupuestos y «en muchas cosas». «Hay algunas cosas que son importantes en la vida y otras menos trascendentes, y en esas ha estado siempre a la altura de las circunstancias. Quiero agradecérselo de forma muy especial y personal», ha señalado.
Por su parte, el líder de Ciudadanos en Madrid, tras conocerse que Garrido no sería candidato a presidente pero sí que iría en las listas del PP a las elecciones europeas, le deseó «éxito personal» y «acierto político».