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Un mallorquín, en la ‘cocina' del debate cara a cara entre Rubalcaba-Rajoy

Carles Marín, a la derecha, junto a Concha García Campoy y Manuel Campo Vidal. | ultimahora.es

| Madrid |

Al mallorquín Carles Marín no le veremos hoy en televisión durante el cara a cara entre Rubalcaba y Rajoy, pero su trabajo durante estos días habrá sido fundamental para que no falle ni un foco en esta cita electoral que puede ser decisiva antes de las elecciones. Marín, miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias de la Televisión, forma parte de la comisión de organización del debate y asume este reto «con una gran responsabilidad». Como experto en comunicación, Marín señala que hay una serie de aspectos clave que pueden decantar la victoria.

Lenguaje no verbal. En un debate televisivo, tan importante es qué se dice que cómo se dice. Marín recomienda a los candidatos que no muevan las manos y, sobre todo, que no señalen con los dedos a su oponente ya que se trata de un gesto agresivo que los espectadores pueden rechazar. «Nunca, nunca hay que señalar al oponente con los dedos». Es un consejo básico.

Pocos papeles. Aunque los candidatos puede que necesiten papeles para consultar datos, Marín recomienda que usen los mínimos posibles. «Rajoy tiene tendencia a usar muchos papeles, y yo le recomiendo que use los menos posibles para no crear la sensación de dispersión», asegura Marín.

Rajoy: punto fuerte. El punto fuerte de Mariano Rajoy es su experiencia. «Lleva muchas más años que Rubalcaba preparándose para ser candidato y ya ha pasado por dos experiencias similares con Zapatero».

Y el de Rubalcaba. Aquí contesta sin titubeos: «Su capacidad discursiva». Asegura que Rubalcaba tiene una gran capacidad oratoria y sabe contestar de forma muy directa a sus oponentes.

El vestuario. Sus recomendaciones son claras: los dos candidatos deberían llevar traje oscuro y una corbata lo más discreta posible. «No deben llevar nada que despiste al espectador de sus respectivos discursos porque lo que importa es qué dicen». La corbata, imprescindible. «Los ciudadanos necesitan que les den credibilidad y la corbata es esencial para ello», concluye.

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