El domingo que viene, tras la campaña electoral más corta de la historia reciente de nuestro país, algo más de 24 millones de españoles, de los 35 que pueden hacerlo, acudirán a votar por cuarta vez en cuatro años. Ante esta situación, los ciudadanos españoles tienen la sensación de que viven en campaña permanente y a muchos se les empieza a hacer bola.
Si profundizamos en el resultado de la encuesta de IPSOS para Ultima Hora sobre la intención de voto de cara a la cita con las urnas del próximo 10 de noviembre, los bloques de izquierda –PSOE, Unidas Podemos y Más País– y derecha –Partido Popular, Ciudadanos y Vox– siguen representando casi el mismo porcentaje de votos que alcanzaron el pasado mes de abril, aunque ambos perderán cerca de un millón de votos por efecto de la elevada abstención, consecuencia directa del hartazgo en la población. Parece que nada se mueve en la intención de voto, pero dentro de los bloques sí se observa mucho ajetreo. En el bloque que representa a la derecha más de 2 millones de personas han cambiado de partido en los últimos cinco meses. En la izquierda son también una cifra considerable: 1,6 millones de votantes.
La maldición de Susana
En la campaña actual, el PSOE se ha encontrado en un terreno que no esperaba y su mayor amenaza en estos últimos días será lo que se conoce como «la maldición de Susana». Se trata de ese clima mayoritario que dibuja un aura de ganador inevitable para su líder, Pedro Sánchez, que puede provocar precisamente el efecto indeseado: la desmovilización entre los suyos, como le pasó a Susana Díaz en Andalucía hace un año, cuando perdió el poder ante el avance de las fuerzas conservadoras. La maquinaria de movilización socialista es muy potente, pero tendrá que funcionar a pleno rendimiento si quiere resultados tangibles y alcanzar ese 26 por ciento de los sufragios que vaticina la encuesta.
Derrumbe de Ciudadanos
El Partido Popular disfrutó de un primer impulso favorable gracias al derrumbe de Ciudadanos, pero tras los recientes disturbios en Cataluña se aleja de sus mejores pronósticos, según la intención de voto. Ahora, según revela la encuesta de IPSOS, se encontraría más cerca de los 90 escaños que de los 100 que llegó a acariciar, conformándose con rozar el veinte por ciento de los votos.
El mayor beneficiado de ese ‘subibaja' sería Vox, que podría convertirse en la tercera fuerza en escaños en el Congreso de los Diputados con un porcentaje del trece por ciento de los votos y hasta 45 escaños, gracias a su buen rendimiento en la región de Madrid y en las dos Castillas.
Unidas Podemos
La tercera posición en votos queda de momento en el aire, porque el partido que lidera Pablo Iglesias, Unidas Podemos, ha demostrado una gran resistencia pese a la aparición de Más País, que abandera su antiguo compañero Iñigo Errejón. La encuesta da a entender que Iglesias bajará algunos diputados –la encuesta arroja 36–, pero también revela que arrebatará medio millón de votos al PSOE, por lo que el partido morado no sufre tanto como se esperaba en un primer momento, quedándose con el catorce por ciento de los apoyos.
Ciudadanos entra en la recta de meta rezagado, pero comienza a despertar. Sube su fidelidad y deja de enviar tanto voto al PP y al PSOE. Albert Rivera toca a rebato porque sabe que son un partido de última semana. Atentos al debate televisado de esta noche, porque Rivera se juega más de 1,4 millones de votos: 650.000 con Casado, con Abascal 590.000 y con Sánchez unas 200.000 papeletas.
Existe otro terreno de juego importante: el Senado. El PSOE podría perder la mayoría absoluta, porque Vox solo presenta un candidato en cada circunscripción y dejará libres dos casillas que podrían desembocar en el PP. En una semana veremos la ceremonia de medallas, todo apunta a que Sánchez ganará el Congreso, podría perder la mayoría en el Senado y, aunque haya gobierno, seguirá sin haber gobernabilidad. La clave, si no hay acuerdos, la tendrían los 36 escaños de vascos y catalanes.