Dentro de tres domingos los españoles repartiremos cartas de nuevo para que los diputados consigan ahormar una mayoría de gobierno. El sondeo de IPSOS para Ultima Hora, los periódicos del Grupo Henneo y otros diarios regionales ofrece expectativas interesantes de cambio, aunque pocas esperanzas de gobierno.
Nos encontramos ante un bloqueo dinámico, un oxímoron lampedusiano por el cual todo se mueve, pero nada cambia. Se modifica el voto, pero el bloqueo permanece. Hasta que votemos habrá dos temas que nos ocuparán la cabeza: Catalunya y la economía. Uno urgente y otro latente.
Cataluña
La grave crisis que sufrimos estos últimos días en Cataluña supone un cambio de agujas en la campaña. La rápida inflamabilidad de la situación puede reconfigurar la decisión de voto, ya que la seguridad y el orden público son terrenos delicados y propicios para los resbalones. Está sucediendo y los principales actores, en especial el gobierno en funciones y la Generalitat disfuncional, tendrán que andar con pies de plomo.
El otro tema de campaña, el económico, permanece latente en la sociedad y tiene una importancia capital. El 80 % de los españoles teme que la crisis que viene afecte a su bolsillo. Y de la misma manera que cuando tenemos una enfermedad grave acudimos a la excelente sanidad pública, por encima de los seguros privados, parece que los españoles se inclinan por los partidos tradicionales para garantizar nuestra estabilidad económica.
Entra Errejón
El bloque de la izquierda se está reajustando en términos de culpabilidad, dicho de otra manera, se preguntan por qué o por quién estamos votando de nuevo. Tanto PSOE, con un millón de indecisos, como Podemos, han dejado cierto hueco a la candidatura de Errejón, que irrumpe de forma modesta y peleará por tener grupo parlamentario.
Sin embargo, el bloque de la derecha se reconfigura teniendo en cuenta un doble vector, la gestión y el orden. En ese sentido, los más beneficiados son el PP y Vox, que está en condiciones de ser la tercera fuerza parlamentaria. Por su parte, el más perjudicado de todos es Ciudadanos que parece estar perdiendo sus dos estandartes más preciados, la utilidad y la garantía de la regeneración. El debate electoral será para ellos el clavo ardiendo que necesitan para revertir su proceso de descomposición.
Los escenarios de gobernabilidad se están reduciendo hasta la mínima expresión, ya que las sumas no son claras y se pierde por el desagüe la opción de mayoría entre PSOE y Ciudadanos. El resultado del próximo día 10 no será el que vemos en esta foto, porque es una foto que está en movimiento. Es verdad que lo más probable es que el PSOE vuelva a ganar, pero ya no es imposible que el PP también lo pueda hacer. En seis meses se ha reducido la diferencia de 12 a 5 puntos, de 57 escaños a una veintena.
Sabemos que ganar y gobernar en política no son sinónimos. Sea como fuere, gane uno o lo haga el otro, la única opción clara, por ahora, es algún tipo de pacto o concierto entre los dos partidos tradicionales. Pero quedan veinte días y ya nos lo advirtió Galileo, aunque el bloqueo permanece eppur si muove.