La cesta de la compra se ha encarecido un 9,4% en Balears en el último año y un 9,8% en el conjunto de España, la mayor tasa registrada desde mayo de 1985. La inflación está a punto de superar las dos cifras, cuando hace tan solo un año era del 1,3% a nivel nacional y del 1,6% en Balears. La guerra en Ucrania no ha hecho más que empeorar una situación de inflación creciente que se registra desde hace un año, cuando superó por primera vez los dos puntos en abril de 2021. El parón en las fábricas, los desajustes entre oferta y demanda de todo tipo de productos a nivel mundial y los problemas de desabastecimiento de materias primas, que todavía siguen, se han juntado con la aparición de un conficto armado en Europa que ha provocado una escalada de precios de la electricidad y los combustibles.
LO QUE MÁS SUBE. El mes pasado, los ciudadanos de Balears pagaron un 9,4% más que en marzo de 2021 por la cesta de la compra, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). La electricidad y el carburante son lo que más se dispara de precio, y repercute en el coste de la vivienda, del transporte y de los alimentos. Por rúbricas, la calefacción, el alumbrado y la distribución de agua han subido un 71%. El aceite, un 29,3%. La carne de ovino, un 17,9%. El transporte personal, un 17,7%. Los preparados de legumbres y hortalizas, un 10,9%. Los huevos han subido un 12,2%. La leche, un 10,3%. Las frutas frescas se han encarecido un 7,2%, el pan un 5,8%... la mayor parte de productos experimenta subidas considerables. En marzo solo bajaron los complementos de vestir (-6,2%), las prendas de bebé (-3,2%) y las comunicaciones (-0,4%).
Por grupos, lo que más se dispara son los precios de la vivienda, el agua, la electricidad, el gas y otros combustibles, que sube un 31,3%, seguido del transporte, que cuesta un 17,1% más que hace un año. El grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas ha subido un 5,8%. Los muebles y artículos para el mantenimiento del hogar, un 3,7%. Los restaurantes y hoteles, un 3,2%, igual que las bebidas alcohólicas y el tabaco. El ocio y la cultura cuestan un 3,1% más que hace un año. El vestido y calzado se han incrementado un 2,9%, igual que la sanidad. La enseñanza ha subido un 2,1% y el grupo de otros bienes y servicios, un 1,9%. Las comunicaciones bajan (-0,4%).
La inflación subyacente, que no mide el encarecimiento de los alimentos no elaborados ni de la energía, es del 3,2%. Es un dato que los especialistas tienen en gran consideración, porque muestra la evolución de los precios sin tanta volatilidad.
UN GRAN PROBLEMA. Una inflación descontrolada es un gran problema para la economía. Cuando los precios suben, los sueldos pierden poder adquisitivo. En este punto, los sueldos suben por las reivindicaciones salariales de los trabajadores, lo que se conoce como los efectos de segunda vuelta. Y como aumentan los salarios, los empresarios suben precio para hacer frente al coste... una espiral inflacionista de la que cuesta mucho salir. Cada vez hay más economistas que dan la voz de alarma ante el riesgo real de que la economía entre en situación de estanflación, es decir, inflación alta y estancamiento económico, lo que provoca que aumente el desempleo.
Para evitar esta situación de espiral inflacionista, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha pedido un pacto de rentas, es decir, un acuerdo entre empresas y trabajadores que implicará que las empresas tengan que reducir márgenes y dividendos y que los trabajadores pierdan poder adquisitivo. En definitiva, repartir los sacrificios y costes que conlleva una alta inflación. Sin embargo, este acuerdo parece difícil de alcanzar y hay opiniones encontradas sobre si debería incluir o no las pensiones.
Esta situación de aumento creciente de los precios se ha agravado con la guerra de Ucrania que empezó el 24 de febrero, pero los precios comenzaron a subir mucho antes de que se hablara del conflicto.
En marzo de 2021 la inflación fue del 1,6%. Fue el primer mes con más de un punto de inflación desde febrero de 2020. En abril subió hasta el 2,6%. En mayo se registró un 3,1%; en junio, un 3,2%; en julio, un 3%; en agosto, un 3,4%; en septiembre, un 4,2%; en octubre ya escaló hasta el 5,6%; en noviembre, 5,7%; en diciembre se alcanzó un 6,5%; en enero de este año la inflación fue del 6%; en febrero, del 7,5%; y en marzo, ya con una situación de guerra y de huelga de los transportistas, del 9,4%.
Durante la pandemia los precios bajaron a pesar de que los costes de las empresas en muchas ocasiones aumentaron por las restricciones de capacidad o los costes extraordinarios de las medidas de protección ante el virus. La inflación fue negativa en Balears de abril a diciembre de 2020.
Antes de la covid la preocupación era justo la contraria, de tasas anormalmente bajas, ya que desde finales de 2018 y hasta que empezó la pandemia la inflación máxima fue del 1,2%. Con anterioridad ya se había dado un escenario de inflación negativa o cercana al cero entre 2014 y 2016.
Este 2022 se presentaba, antes de estallar esta guerra, como el año de la recuperación total tras la pandemia. Se hablaba de una inflación coyuntural causada por las tensiones en los suministros y se esperaba que a partir de la primavera se rebajaría.
Todavía lo cree así la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), que la semana pasada presentó una previsión según la cual la inflación habría tocado techo en marzo. Indican que a partir de abril los precios descenderán debido a la disminución del petróleo y a la bonificación del Gobierno de 20 céntimos por litro. No obstante, el alza de precios continuará en niveles «muy elevados» hasta llegar a diciembre con una inflación del 4,4%. Que el precio del petróleo llegue a 120 dólares por barril o se quede en 90 dólares supondrá que en 2022 la tasa media anual de inflación ascienda al 7,8% o se quede en el 5,9%. En cualquier caso, se trata de cifras muy elevadas. Sin embargo, desde el Banco Central Europeo advertían el mes pasado que habrá más presión sobre los precios de algunos alimentos y productos básicos debido a la guerra en Ucrania.
La escalada de precios ha puesto en evidencia la excesiva dependencia energética que tiene la Unión Europea de países como Rusia. Todo apunta a que cuanto más tiempo dure la guerra, peores serán las consecuencias económicas. El Gobierno de España ya ha anunciado que rebajará la previsión de crecimiento para este 2022, que ahora es del 7%. A finales de marzo el Gobierno estatal lanzó un plan de medidas «de Respuesta a la Guerra» con 6.000 millones de euros. Incluía, entre otras medidas, ayudas a los sectores más afectados por la subida de los combustibles y la energía y la bonificación de 20 céntimos por litro de combustible durante tres meses. Hasta el 30 de junio sigue vigente el tipo reducido de IVA al 10% para la electricidad que gasten los pequeños consumidores. El Govern balear también aprobó un paquete de medidas. La principal es la ampliación de frecuencias y horarios del transporte público.
Sin embargo, están pendientes numerosas reformas que se posponen desde hace años. En estos momentos urge cambiar la manera de calcular el precio de la electricidad para que no dependa del gas, una potestad que depende de la Unión Europea. Por ahora, el alto representante de la Unión Europea para Política Exterior Josep Borrell pidió a los ciudadanos europeos que «bajen la calefacción».
El Banco Central Europeo suprimirá la compra de deuda en el tercer trimestre de este año. Solo a partir de entonces podría subir el tipo de interés, algo que ya han hecho otros bancos centrales como la Reserva Federal americana o el Banco de Inglaterra. Además, las convocatorias de fondos europeos van con retraso y el tiempo apremia, ya que los proyectos deben estar ejecutados y finalizados antes de 2026.
El actual escenario de incertidumbre ante la evolución de la guerra y las consecuencias económica que derivan de ella es incluso «peor» que la pandemia, según la patronal CAEB, aunque por ahora se descarta que afecte a la llegada de turistas a Balears.