El turismo regenerativo es el que tiene la intención de mejorar el estado natural de una zona. Es decir, de dejarla mejor al abandonarla. Es, en definitiva, dar un paso más en el camino hacia la sostenibilidad. Se trata de revertir el impacto negativo del turismo, pero no solo en el medio ambiente, sino también en las comunidades locales que habitan en el destino.
La pandemia ha cambiado nuestras vidas, ha variado los hábitos de consumo y ha acelerado tendencias que ya estaban en auge como la digitalización o la sostenibilidad.
Hoy, ya hay unanimidad en considerar que el turismo del futuro será sostenible o no será. En este sentido, la demanda es hoy mucho más sensible a la cuestión medioambiental. De hecho, no dejan de crecer los turistas que no quieren causar ningún impacto negativo en el destino al que acuden. El turismo regenerativo, precisamente, es el que practican aquellos visitantes que pretenden dejar el destino mejor de como lo encontraron.
En todo caso, cambiar la dinámica imperante no es fácil. No puede descartarse que haya actores turísticos que apuesten porque el sector siga como siempre, sin variaciones. Hoy, parece ya imposible que no se apueste de forma unánime por la sostenibilidad y la digitalización, al tiempo que se impulsa la economía circular.
Durante el verano se han visto hechos y comportamientos que hacen pensar que la sostenibilidad tiene aún un largo recorrido por delante para implantarse. Las largas colas que se han formado para acceder al Caló des Moro, los cuatro cruceros que coincidieron en Palma el pasado lunes o la masificación de algunas playas en Menorca indican claramente que resta mucho trabajo por hacer y que no será sencillo ni rápido cambiar la mentalidad de todos los turistas. No es menos cierto que una parte sustancial de la población está concienciada de la necesidad de cuidar el medio ambiente y promocionar la economía local con el consiguiente beneficio para los productos kilómetro cero.
Otro factor a considerar es que, al menos de momento, aún se evalúa el factor cantidad de forma regular. Medir la calidad es mucho más complicado.
Turespaña publicó días atras una nota de coyuntura referida al pasado mes de agosto que se refería a la llegada de turistas internacionales. Explicaba, por ejemplo, que llegaron a España cinco millones de pasajeros procedentes de aeropuertos internacionales. Son un 172,1% más que en 2020 y un 51,4% menos que en 2019.
A Balears llegaron durante el pasado agosto 1.298.130 pasajeros internacionales, el 25,9% del total. Es decir, que poco más de uno de cada cuatro pasajeros internacionales llegados a España lo hicieron a aeropuertos de Balears. Son un 180% más que en 2020, pero un 44,7% menos que en 2019. En el acumulado de enero a agosto han llegado a Balears 3.917.707 pasajeros internacionales, que representan el 25,1% del total, por delante del 22,9% de Madrid, el 16,5% de Catalunya, el 11,8% de Andalucía o el 11,3% de Canarias.
Si atendemos a los aeropuertos, Son Sant Joan fue el que tuvo un mayor tráfico de pasajeros internacionales en agosto, 929.339, por delante de Madrid-Barajas, 923.738. El aeropuerto de Eivissa se coloca en sexto lugar con 278.161 pasajeros internacionales.
Un total de seis organizaciones no gubernamentales se han unido para formar la Coalición Futuro del Turismo. Asesorados por el Consejo Global de Turismo Sostenible, han publicado una lista de 13 principios que quieren guiar a la industria hacia una posición regenerativa.
Entre los 13 principios destaca la colaboración en la gestión del destino o elegir calidad en vez de cantidad. Otro de los principios del turismo regenerativo supone la exigencia de una distribución justa de los ingresos. Es decir, establecer políticas que contrarresten los beneficios desiguales. Limitar el uso del suelo por parte del turismo es otro de los principios del turismo regenerativo.
La protección del sentido de pertenencia al lugar es otra de las características de un tipo de turismo que debe conservar y poner en valor la identidad y el carácter distintivo del destino. Finalmente, el último de los trece principios del turismo regenerativo se refiere a la necesidad de gestionar los negocios de manera responsable.
Existen varios ejemplos que aplican las prácticas del turismo regenerativo. En este sentido, los gobiernos de Nueva Zelanda o Hawái, por ejemplo, miden el éxito del sector turístico por la felicidad de los residentes que se ven ‘invadidos' por los turistas. El número de visitantes deja de ser importante y el foco se traslada a los residentes. Es evidente que Balears, con la turismofobia instalada en un sector de la sociedad, se encuentra en las antípodas del turismo regenerativo.
De hecho, en general, la única vertiente positiva que se atribuye al turismo y a los turistas es económica. Nadie, en todo caso, piensa que los turistas dejen la isla mejor que como la encontraron.
Desde la óptica del turismo regenerativo se considera que puede beneficiar a las comunidades locales, además de incentivar la protección del patrimonio natural y cultural.
Coalición Futuro del Turismo
Seis organizaciones no gubernamentales internacionales se han unido para formar la Coalición Futuro del Turismo. Son el Center for Responsible Travel, Green Destinations, el Destination Stewardship Center, Sustainable Travel International, Tourism Cares y The Travel Foundation. Asesorados por el Consejo Global de Turismo Sostenible han publicado una lista con los 13 principios que deben guiar a la industria hacia una posición regenerativa.
1. Ver la imagen completa.
Reconocer que la mayor parte del turismo por su naturaleza involucra el destino en su conjunto, no solo las empresas del sector, sino también los ecosistemas, recursos naturales, bienes y tradiciones culturales, comunidades, estética e infraestructura construida.
2. Usar estándares de sostenibilidad.
Respetar los criterios mínimos disponibles públicamente y aprobados internacionalmente para las prácticas de turismo sostenible que establece el Consejo Global de Turismo Sostenible (GSTC) para la industria turística y los destinos.
3. Colaborar en la gestión del destino.Procurar desarrollar el turismo a través de una estructura de gestión colaborativa con participación equitativa de gobierno, sector privado y organizaciones de la sociedad civil que representan la diversidad en las comunidades.
4. Elegir calidad en vez de cantidad
Gestionar el desarrollo turístico basado en la calidad de la visita al destino, no en la cantidad de visitantes, a fin de mejorar la experiencia de viaje mientras se mantiene la identidad del destino y se benefician las comunidades locales.
5. Exigir una distribución justa del ingreso
Establecer políticas que contrarresten los beneficios desiguales del turismo dentro del destino y que maximicen la retención de los ingresos del turismo dentro de esas comunidades.
6. Reducir los impactos invisibles del turismo
Considerar todos los costos del turismo en términos de cargas impositivas locales, impactos ambientales y sociales y perturbaciones objetivamente verificables. Garantizar que las inversiones estén vinculadas a la optimización de los impactos positivos netos para las comunidades y el medio ambiente.
7. Redefinir el éxito económico
En lugar de la contribución bruta al crecimiento del PIB, favorecer métricas que especifiquen los beneficios para el destino, como el desarrollo de pequeñas empresas, la distribución de ingresos y el fortalecimiento de cadenas de suministro locales sostenibles e inclusivas.
8. Mitigar los impactos climáticos
Esforzarse por seguir el consenso científico aceptado sobre las reducciones necesarias en las emisiones de gases de efecto invernadero. Invertir en infraestructura verde y una rápida reducción de las emisiones de transporte involucradas en el turismo: aéreas, marítimas y terrestres.
9. Cerrar el ciclo en el uso de recursos
Solo cuando la seguridad pospandemia lo permita, evitar el uso de plásticos desechables por parte de las empresas turísticas, haciendo la transición al uso circular de los recursos.
10. Limitar el uso del suelo por parte del turismo
Limitar los resorts turísticos de alta ocupación a zonas específicas. Disuadir la expansión desmesurada de este tipo de desarrollo inmobiliario en las costas, islas y zonas montañosas, a fin de conservar la identidad geográfica, una economía diversificada, el acceso local a los recursos y los ecosistemas críticos.
11. Diversificar los mercados de origen
Además de las visitas internacionales, incentivar un próspero turismo interno, que puede ser más resiliente frente a las crisis y contribuir a la valorización del patrimonio natural y cultural por parte de sus propios ciudadanos.
12. Proteger el sentido de pertenencia al lugar
Fomentar políticas de turismo y prácticas comerciales que protejan y beneficien los bienes naturales, paisajísticos y culturales. Conservar y poner en valor la identidad y el carácter distintivo del destino. La diversidad de lugares es la razón por la cual viajar.
13. Gestionar los negocios de manera responsable
Incentivar y recompensar a las empresas turísticas y empresas asociadas que apoyan estos principios a través de sus acciones y desarrollar cadenas de suministro locales fuertes que provean productos y experiencias de mayor calidad.